Hablamos de esotropías o endotropías infantiles para referirnos a los
estrabismos convergentes que se manifiestan entre el primer y el séptimo año
de vida. Dentro de este grupo, tenemos varias formas de presentación de las
endodesviaciones que destacan por su frecuencia:
• Esenciales.
• Acomodativas.
• Microestrabismos.
En todas estas formas tendremos como labor fundamental el diagnóstico
precoz, para evitar la ambliopía y poder usar todas las ayudas terapéuticas de
que disponemos actualmente. Si detectamos un estrabismo acomodativo precozmente,
la sensorialidad no estará muy alterada, con lo que, con la prescripción del
defecto refractivo, es muy posible que consigamos resolver el problema (figura
1). Cuando atendemos un estrabismo esencial de ángulo intenso pero de reciente
aparición podremos optar por tratar quirúrgicamente, o bien, si no presenta
ninguna hiperfunción de los músculos oblicuos, recurrir a la aplicación de la
toxina botulínica tipo A (TBA) (1,2,3,4). En el caso de los microestrabismos es
donde quizás sea más importante el diagnóstico precoz, ya que la ambliopía
en estos casos es mucho más profunda y tienen además el inconveniente de que,
al no presentar una alteración estética, los padres no se percatan del
problema, por lo que no acuden al oftalmólogo.
Figura 1. Endotropía infantil de tipo acomodativo.
La diplopía, que es un síntoma fundamental en los estrabismos del adulto,
cuando se presenta en estos cuadros, lo hace de forma pasajera y, al tratarse de
niños pequeños, habitualmente éstos no nos la saben referir. En tales casos
tendremos que buscar guiños de uno de los ojos, como síntoma indicador
de una diplopía.
Todas las formas de estrabismo tienen cierto carácter hereditario (5), pero
es en este grupo de las esotropías infantiles en el que encontramos una mayor
relación con la herencia. Normalmente lo que se hereda es una mala
sensorialidad, una foria, o de defecto refractivo hipermetrópico y/o un índice
acomodación /convergencia acomodativa alto (6). Un niño puede estar años sin
presentar un estrabismo, a pesar de tener una tendencia heredada y, en un
momento determinado, ante diversas situaciones de estrés, puede aparecer la
endotropía. En este sentido, no es raro que los padres nos comenten que muy
diversas enfermedades, propias de la infancia, le dejaron al niño su
estrabismo, como «secuela».
El ángulo de este grupo de estrabismos que englobamos, por el momento de su
aparición, como «de la infancia», es normalmente menor que el que presentan
los estrabismos precoces con síndrome de limitación de la abducción. En
éstos, la fijación cruzada favorece el uso de los dos ojos, con lo que las
ambliopías no son tan marcadas como en los estrabismos infantiles, en los que
hay una marcada tendencia a la utilización de un solo ojo, con la supresión
del otro (6) (figura 2).
Figura 2. Endotropía infantil tratada con toxina botulínica.
Estrabismo residual por componente acomodativo.
La asociación de alteraciones de los músculos oblicuos es frecuente, pero
en mucho menor grado que en las formas precoces (7), siendo rara la asociación
de una desviación vertical disociada (DVD) o de un nistagmus.
Como en todos los estrabismos, es importante valorar la presencia o no de un
tortícolis. Habitualmente, se puede realizar la anamnesis, basada en la
información que aportan los padres o familiares, con la atención puesta en el
niño, con lo que ya vamos tomando nota de cómo es su fijación; si mira con la
cara hacia un lado, con la cabeza sobre uno de los hombros, o si eleva o baja el
mentón. La aparición de un tortícolis puede venir determinada por múltiples
causas: existencia de una fibrosis del músculo recto medio del ojo fijador (la
cara hacia el lado del ojo dominante), presencia de un nistagmus con una
posición de bloqueo o de atenuación distinta de la primaria de la mirada,
asociación de una alteración de los músculos oblicuos, entre otras. Ante la
presencia de un tortícolis, nuestro planteamiento quirúrgico debe ir
encaminado a solucionar, no sólo la endotropía, sino también la posición
anómala de la cabeza.
Si detectamos un estrabismo acomodativo precozmente, la sensorialidad no
está alterada y la prescripción y el porte continuo del defecto refractivo
resuelve el problema.
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Endotropía esencial
Las endotropías esenciales son formas de estrabismos en las que el ángulo
de desviación no se modifica durante las ducciones y versiones. No suelen
presentar grandes ametropías y, cuando aparecen, se modifica poco el ángulo al
corregirlas. La desviación no suele ser muy grande, normalmente inferior a 50
dp. Pueden asociarse anisotropías alfabéticas por alteración de los músculos
oblicuos, siendo más frecuentes las formas en «V», y muy rara la presencia de
DVD y de nistagmus.
En el planteamiento quirúrgico tendremos en cuenta:
•
El ángulo de desviación una vez corregida la ametropía.
•
El tiempo de evolución.
•
La presencia de formas alfabéticas.
•
La existencia de tortícolis.
A) Ángulo de desviación
Las ametropías influyen poco sobre el ángulo de desviación en estas formas
de estrabismos, pero siempre se debe considerar, para calcular la cirugía a
realizar, el ángulo que queda una vez corregido el defecto refractivo. Después
de la cirugía, sobre todo cuando no conseguimos corregir el ángulo deseado,
conviene repetir la refracción bajo cicloplejia ya que, en algunas ocasiones,
pequeños defectos de refracción que previamente no influían sobre el ángulo,
sí lo hacen tras la operación (figura 3).
Figura 3. Endotropía infantil, tratada con toxina botulínica.
Estrabismo residual por componente acomodativo.
En la indicación del tratamiento (quirúrgico o con toxina) tendremos en
cuenta si tiene potencialidad de fusión. Si no la tiene, a partir de valores
mayores de 10 dp recomendamos el tratamiento.
En presencia de ángulos pequeños, inferiores a 30 dp, se puede
plantear tratar mediante la inyección bimedial de toxina botulínica o
bien mediante cirugía. Cuando el ángulo es mayor, sólo se
podrá corregir con TBA si es un estrabismo de reciente aparición (8,9).
Ante estrabismos de más de 30 dp con más de 6 meses de
evolución, o que asocien una alteración vertical o de músculos
oblicuos evidente, se debe recurrir al tratamiento quirúrgico (10),
ya que es difícil que la toxina pueda resolver el problema (11).
Cuando planteamos una cirugía, debemos tener presente que las resecciones
nos pueden originar incomitancias, limitaciones, y modificaciones en el tamaño
de la hendidura palpebral. Actualmente se prefiere realizar pequeñas recesiones
de los músculos rectos medios, excepcionalmente grandes en el caso de ángulos
mayores (12), reservando la resección de los músculos rectos laterales,
asociada al retroceso de los músculos medios, para aquellos casos con ángulos
grandes en que tendríamos que realizar un retroceso tan marcado de los
músculos rectos medios, que nos originaría una incomitancia en las miradas
laterales.
B) Tiempo de evolución
En las formas esenciales, cuando el tiempo de evolución es corto (inferior
a un año), se puede plantear, si no presentan una clara participación de
los músculos oblicuos, la inyección de TBA en ambos músculos rectos medios
(figura 4).
Figura 4. Endotropía infantil, tratada con toxina botulínica.
Si es mayor el tiempo transcurrido desde que se inició la
desviación, los fenómenos de fibrosis musculares que se instauran hacen que
sea más recomendable la utilización de la cirugía para ángulos superiores
a las 20-30 dp.
C) Formas alfabéticas
La presencia de formas alfabéticas nos debe hacer realizar una exploración
minuciosa de los músculos oblicuos y cuantificar la hiper o hipofunción de
éstos, así como el ángulo de desviación horizontal en la supra e
infraversión intensas. Como veremos en otro capítulo con más detalle, la
incomitancia vertical se intentará solucionar debilitando los músculos
oblicuos cuando se detecte una hiperfunción de los mismos (13,14), o
reforzándolos cuando haya una marcada hipofunción. Así, el refuerzo de los
músculos oblicuos superiores es una técnica de elección para solucionar un
síndrome alfabético en «V», cuando éste cursa con hipofunción de dichos
músculos y endotropía sólo en la mirada hacia abajo (figura 5).
Figura 5. Endotropía con HFOI y síndrome en «V».
Síndrome en «V»: Según la intensidad de la hiperfunción (medida en
cruces) se realizarán distintas técnicas de debilitamiento del músculo
oblicuo inferior:
+
En este caso, lo más frecuente es no hacer nada. Si se debilita, se
realizará la técnica de Fink.
++
Requiere una técnica de debilitamiento de Apt y Call.
+++
Requiere una técnica de Caleb-González o bien una miectomía con
denervación. Si se aprecia que en la descompensación a favor de la acción del
músculo oblicuo inferior participa un componente importante de hipofunción del
músculo oblicuo superior, se puede hacer un debilitamiento tipo Apt y, quizá
en un segundo tiempo, si es necesario, una resección del músculo oblicuo
superior.
Cuando se presenta una endotropía en «V» que tan sólo se acompaña de
hipofunción de los músculos oblicuos superiores, se debe realizar un refuerzo
de éstos, ya que si debilitamos los oblicuos inferiores no conseguiremos que
desaparezca el estrabismo en la mirada hacia abajo. Se puede realizar un
plegamiento, pero es más eficaz una resección, teniendo especial precaución
al dar el punto más posterior de la nueva inserción escleral, ya que éste
debe darse todo lo atrás que se pueda, sin olvidar que se trata de una zona de
difícil acceso que corresponde al área macular.
Síndrome en «A»: Según la intensidad de la hiperfunción (medida en
cruces) realizaremos distintas técnicas de debilitamiento del músculo oblicuo
superior(14) (figura 6):
Figura 6. Endotropía y síndrome en «A».
+
No requiere hacer nada. En todo caso, se podrá realizar una
tenectomía de las fibras posteriores.
++
Si no existe tortícolis, se realiza una tenectomía de las fibras
posteriores de los músculos oblicuos superiores. En presencia de tortícolis,
al estar el ojo en inciclotorsión, se debilita desplazando nasalmente la
inserción del músculo oblicuo superior a 13 mm del limbo y a 2-4 mm del borde
nasal del músculo recto superior, con doble anclaje (retroceso con
transposición nasal).
+++
Retroceso con transposición nasal.
En las incomitancias verticales en las que no exista hiperfunción de los
músculos oblicuos, recurriremos a los desplazamientos verticales de los
músculos horizontales (15):
• Endotropía + «V»: recesión de los músculos rectos medios con
desplazamiento inferior de las inserciones.
• Endotropía + «A»: recesión de los músculos rectos medios con
desplazamiento superior de las inserciones.
Este efecto también se puede corregir con desplazamiento de los músculos
rectos laterales, desplazándolos superiormente en las formas en «V» e
inferiormente en las formas en «A». En las formas con DVD, poco frecuente en
los estrabismos esenciales de la infancia, podremos corregir la incomitancia en
«A», si la DVD no es muy intensa, con un desplazamiento temporal de los
músculos rectos superiores, normalmente con retroceso asociado y/o con un
debilitamiento de los músculos oblicuos superiores (tenectomía posterior o
retroinserción con doble anclaje si es muy acusada la «A») (figura 7).
Figura 7. Endotropía y síndrome en «A» que induce un leve
tortícolis vertical, con el mentón elevado y la mirada en la infraversión. La
endotropía aumenta en la supraversión.
D) Tortícolis
La presencia de un tortícolis nos debe hacer considerar una serie de
factores:
I.
Si es uno, o si son los dos ojos los que lo originan (desequilibrio
motor monocular o binocular).
II.
Si es concordante o discordante (cambia la posición de la cabeza con
la alternancia del ojo fijador).
III.
Si presenta un síndrome alfabético (alteración de la visión
binocular).
IV.
Si es horizontal o vertical-torsional.
V.
Si hay nistagmus.
I. Cuando un tortícolis se presenta únicamente cuando le hacemos fijar al
paciente con uno de los ojos (16), nos está indicando que nuestra actuación
terapéutica tendrá que solucionar la alteración motora de ese ojo. Así, en
el caso de una endotropía con la cara hacia la izquierda con el ojo izquierdo
dominante, nunca debemos plantear una retroinserción del músculo recto medio
derecho con resección del músculo recto lateral derecho, ya que podremos
solucionar el estrabismo, pero se mantendrá el tortícolis.
II. Si, cuando el paciente usa un ojo, la cara mira para ese lado y, cuando
fija con el otro, al contrario, habrá que debilitar los dos músculos rectos
medios. Si el estrabismo es torsional, será concordante cuando un ojo mira en
intorsión y el otro en extorsión y discordante cuando ambos fijan en
intorsión o en extorsión. Cuando un ojo está en intorsión, debemos buscar
una hiperfunción del músculo recto superior y/o del músculo oblicuo superior,
y en una extorsión una hiperfunción del músculo oblicuo inferior y/o una
paresia del superior.
III. Si el paciente presenta un síndrome alfabético, puede ser que eleve o
deprima el mentón buscando una posición de menor ángulo del estrabismo. En
estos casos actuaremos tal y como hemos visto en las incomitancias verticales.
IV. Si el tortícolis es horizontal, tendremos que actuar sobre los músculos
horizontales, generalmente con actuaciones debilitantes, ya que esto suele
indicar la presencia de grandes fenómenos de fibrosis. Pero debemos tener
también en cuenta que una hiperfunción del músculo oblicuo superior, no sólo
puede producir un tortícolis vertical y torsional, sino también horizontal por
la divergencia que genera. En otras ocasiones, existen problemas restrictivos
por fibrosis de los músculos rectos verticales y habrá que debilitar esos
músculos para solucionar el tortícolis vertical.
Si el tortícolis es torsional, cuando cursa con alteración de los músculos
oblicuos, actuaremos sobre éstos, debilitándolos o reforzándolos según
queramos aumentar o disminuir la inciclo o la exciclorrotación. Es aconsejable,
en los casos de inciclotorsión, poner prismas de base inferior y ver si
desaparece la torsión, ya que muchos de estos tortícolis están originados por
los músculos rectos verticales y la solución quirúrgica será realizar un
retroceso del músculo recto superior (con un posible desplazamiento nasal del
mismo), asociado o no a cirugía de los músculos oblicuos. Si pretendemos
disminuir la inciclorrotación, podremos plantear una tenectomía anterior del
músculo oblicuo superior o un desplazamiento nasal del mismo, un desplazamiento
nasal de la inserción del músculo recto superior o temporal de la inserción
del músculo recto inferior, una elevación de la inserción del músculo recto
lateral o un descenso de la del músculo recto medio; o bien combinaciones de
las anteriores propuestas. Si deseamos disminuir la exciclorrotación, podremos
realizar un debilitamiento del músculo oblicuo inferior o un refuerzo del
músculo oblicuo superior (mediante plegamiento y/o resección o mediante una
técnica de Harada-Ito), un desplazamiento temporal del músculo recto superior
o nasal del músculo recto inferior, un desplazamiento inferior del músculo
recto lateral o superior del músculo recto medial; o combinaciones de las
citadas técnicas.
V. Si el paciente presenta un nistagmus, el tortícolis nos puede marcar la
posición de intento de bloqueo. En estos casos se deben realizar grandes
retrocesos de los músculos rectos horizontales asociados o no a cirugía de los
músculos oblicuos y desplazamientos de las inserciones, si presenta torsión.
La importancia del diagnóstico precoz en los microestrabismos radica en la
gravedad de la ambliopía, que es más profunda y pasa desapercibida a los
familiares, por no ser llamativo el defecto estético.
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Endotropía acomodativa
La endotropía acomodativa es la endodesviación más sencilla de tratar.
Consiste en un estrabismo que, cuando le corregimos la hipermetropía, adquiere
la ortotropía de lejos y de cerca. Es importante advertir a los padres que,
cuando prescribimos una refracción hipermetrópica a uno de estos pacientes, es
posible que a partir de ese momento, al quitarse las gafas, sea mayor y más
constante el ángulo de su estrabismo.
Esta forma de estrabismo se suele iniciar como una esotropía no constante,
cuando el paciente está cansado o cuando pone mucha atención, que se va
haciendo permanente. Si se detecta en los primeros estadios el grado de
ambliopía será mínimo, mantendrá una aceptable situación sensorial y la
respuesta a la corrección óptica será la deseada. Cuando ha pasado ya mucho
tiempo desde que se inició el estrabismo, sin llevar el paciente ninguna
corrección óptica o con una graduación insuficiente, se instauran fenómenos
de fibrosis en los músculos rectos medios que hacen que la graduación no
consiga la ortotropía y que, únicamente, disminuya el ángulo de desviación.
Es en estos casos en los que tendremos que recurrir al tratamiento con toxina
botulínica o con cirugía. La respuesta de estos estrabismos al planteamiento
terapéutico va a ser similar a la de los estrabismos parcialmente acomodativos.
Se obtiene una respuesta importante con pequeñas retroinserciones y con bajas
dosis de TBA. Es importante recordar que el ángulo que tenemos que tratar es el
que persiste una vez colocada la graduación óptica, ya que de lo contrario le
llevaremos a una exotropía secundaria.
Para entender el mecanismo por el que se presentan este tipo de estrabismos
hay que recordar que el ojo humano en reposo se debe encontrar enfocando al
infinito, y que cuando queremos ver algún objeto situado a 30 cm tiene que
acomodar, actuando el músculo ciliar para que el cristalino aumente su potencia
dióptrica en 3 dioptrías. Simultáneamente a este fenómeno de la acomodación
aparece una convergencia de aproximadamente 18 dp, instaurándose una relación
entre dioptría de acomodación y convergencia que se denomina índice de
acomodación/convergencia acomodativa (6).
Cuando este índice es muy elevado y/o cuando hay una gran hipermetropía,
especialmente en presencia de una mala divergencia fusional, puede aparecer una
endotropía (17).
En todos los tipos de estrabismos es importante realizar una refracción bajo
cicloplejia (18), pero en éste es fundamental, ya que hay que poner de
manifiesto la hipermetropía latente del paciente para corregir toda la
hipermetropía.
Se han descrito múltiples métodos para producir un efecto ciclopléjico,
pero fundamentalmente se utilizan la atropina y el ciclopentolato (19). La
atropina es muy eficaz, pero tiene el inconveniente de tener al paciente durante
dos semanas con muy mala visión de cerca, con los problemas de escolarización
que ello conlleva. El ciclopentolato no produce una cicloplejia tan intensa,
aproximadamente 0,5 dioptrías menos, pero tiene la ventaja de su efecto
pasajero y de poder completar la refracción en la primera exploración.
Nosotros recomendamos la utilización de ciclopentolato aplicando una gota cada
10 minutos, durante media hora. Aconsejamos repetir la cicloplejia en las
sucesivas exploraciones, con lo que iremos poniendo de manifiesto toda la
hipermetropía latente.
Una vez que tenemos una buena cicloplejia, nos serviremos de los
refractómetros y de la esquiascopia para la cuantificación de la
hipermetropía. Si el niño colabora se debe dar valor a la refracción
subjetiva bajo cicloplejia.
Cuando tenemos diagnosticada la hipermetropía, se prescribe la corrección
óptica, haciendo especial énfasis en la utilización constante de las gafas
(incluso en la piscina y en la playa) y se cita al paciente para una nueva
exploración en el plazo de un mes. Al cabo de dicho periodo nos podremos
encontrar diversas situaciones:
1) El ángulo no se modifica: En tal caso, no se trata de una forma
acomodativa sino de una forma esencial con hipermetropía asociada (figura 8).
Figura 8. A-B: Endotropía infantil. C-D: Después del
tratamiento con toxina botulínica: Ptosis intensa y divergencia a los 15 días.
E-F: Ptosis en regresión al mes y desaparición al mirar hacia arriba. G:
Situación del estrabismo a los 6 meses del tratamiento. H-I: Situación al año
del tratamiento.
2) El ángulo de desviación disminuye pero no desaparece: Entonces se trata
de una forma parcialmente acomodativa. Son estrabismos
convergentes a los que se les detecta una hipermetropía, pero en los que la
corrección óptica de la misma no les devuelve la ortotropía, quedando un
ángulo residual menor. Normalmente se suele tratar de formas esenciales de
pequeño ángulo que se han descompensado o de formas acomodativas detectadas
tardíamente o con una hipocorrección óptica durante mucho tiempo, por lo que
ya se han instaurado fenómenos de fibrosis de los músculos rectos medios.
El tratamiento de estas formas de estrabismo se inicia realizando una
refracción bajo cicloplejia y prescribiendo toda la hipermetropía. Al mes
siguiente se valora el ángulo de desviación residual, y sobre esta endotropía
es sobre la que hay que actuar. El planteamiento quirúrgico será la
realización de una retro-resección en un ojo o, mejor, la retroinserción de
los dos músculos rectos medios, pero teniendo en cuenta que en los estrabismos
parcialmente acomodativos con alta hipermetropía, la respuesta a la cirugía es
mayor.
3) El paciente consigue la ortotropía de lejos y de cerca: Esotropía
acomodativa hipermetrópica o refractiva. El único tratamiento consiste en
utilizar la refracción constantemente.
4) El paciente consigue la ortotropía de lejos pero no de cerca: En este
caso estamos ante una esotropía acomodativa de causa mixta —refractiva y no
refractiva (índice elevado de convergencia acomodativa / acomodación)—. Si
la situación sensorial es buena, puede ser de utilidad la prescripción de una
graduación bifocal o progresiva para que no tenga que acomodar, con lo cual no
aparece el estrabismo. Otro tratamiento posible es la utilización de fármacos
que potencien o que paralicen la acomodación, pero es poco recomendado ya que
tienen una serie de efectos indeseables. Cuando prescribimos una refracción
bifocal o progresiva, es importante recomendar que el límite horizontal a
partir del cual comienza la adición de dioptrías positivas sea muy elevado,
para que sea eficaz.
En los casos en que queda una incomitancia lejos-cerca, se puede plantear un
tratamiento quirúrgico. Se puede realizar una retroinserción de los músculos
rectos medios y/o una técnica de Faden, con o sin retroinserción (22). Se ha
de dar especial importancia a la clínica con el grado de compensación
prismática y a la exploración que se realiza en el quirófano bajo anestesia
general. Cuando el paciente, bajo anestesia, no presenta endotropía, y las
ducciones pasivas son negativas, se recomienda realizar una cirugía tipo Faden
de los músculos rectos medios. Si, por el contrario, bajo anestesia presenta
endotropía con ducciones positivas de los músculos rectos medios, se
recurrirá a la retroinserción bimedial (21).
Se pensará en la asociación de retroceso con Faden si concurre cualquiera
de estas circunstancias:
• Hay una gran incomitancia lejos-cerca (de lejos no tolera ni 5 dp y de
cerca es mayor de 40 dp).
• Bajo anestesia presenta ortotropía pero la ducción es positiva.
En los estrabismos acomodativos puede ser de utilidad el tratamiento
ortóptico, para potenciar la fusión y la cirugía refractiva, LASIK en
hipermetropía, para que, sin tener que llevar gafas, se mantenga la
ortotropía. El planteamiento quirúrgico debe buscar corregir toda la
hipermetropía ya que, si queda un pequeño defecto refractivo positivo, puede
que siga necesitando usar las gafas para no presentar el estrabismo (22). En
este tipo de cirugía no tenemos experiencia.
El tratamiento quirúrgico de la endotropía parcialmente acomodativa debe
corregir el ángulo de desviación que presenta con la corrección óptica. De
lo contrario se conseguirá una exotropía a medio o a largo plazo.
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Microestrabismos
Son estrabismos de pequeño ángulo que no requieren tratamiento quirúrgico
(23). El principal problema que conllevan estas endotropías es que suelen
originar fuertes ambliopías, con una gran tendencia a la recidiva cuando no se
mantiene una penalización del ojo dominante y, por otro lado, pueden
descompensarse y aumentar el ángulo. El tratamiento en estos pacientes será el
de la ambliopía y el de los casos que se descompensan. La ambliopía se
controla fácilmente cuando se diagnostica antes de los 3 años pero, para que
los resultados sean definitivos, se debe mantener una penalización durante
muchos años, en ocasiones hasta los 15-16 años.
Si la descompensación es reciente, de 2 a 4 meses, se puede recurrir a la
inyección de toxina botulínica con muy buenos resultados. Cuando ha pasado ya
mucho tiempo, es preferible realizar una retro-resección o, mejor, una
retroinserción bimedial, según el ángulo que presente.
Cirugía del estrabismo en el joven
Vamos a hacer unas consideraciones especiales sobre las particularidades que
presenta el tratamiento del estrabismo en una edad más avanzada, en la
juventud. En este periodo suelen aparecer diversos tipos de estrabismos:
a) De aparición durante la juventud:
• Microestrabismos descompensados.
• Miopes magnos con grandes ángulos de desviación.
• Secundarios a otras cirugías oftalmológicas (desprendimiento de
retina).
• Secundarios a traumatismos oculares, orbitarios y craneoencefálicos.
• Parálisis oculomotoras.
• Accidentes cerebrovasculares.
• Tumoraciones pontoencefálicas (gliomas).
• Endotropía del adulto tipo Bielschowsky o tipo Franceschetti.
b) De aparición precoz, pero no tratados, o tratados con malos resultados:
• Hiper e hipocorrecciones quirúrgicas.
• Alteraciones verticales no corregidas.
• Tortícolis residual o persistente.
El paciente joven tiene una serie de diferencias fundamentales, con respecto
al niño, en el planteamiento del tratamiento de los estrabismos:
1) La colaboración es mejor, lo que permite una minuciosa
exploración que facilita detectar todos los factores que intervienen en su
estrabismo (alfabéticos, limitaciones, hiperfunción de los músculos oblicuos,
etc.).
2) La presencia de diplopía en algunos de estos casos: en aquéllos
que son de reciente aparición y en las descompensaciones de los
microestrabismos.
3) Se puede plantear la utilización de la anestesia tópica para
tratar muchas de estas endotropías y exotropías, normalmente consecutivas a
otras cirugías. La utilización de la anestesia tópica nos permite aplicar la
toxina botulínica con una mejor localización electromiográfica del músculo.
En estos casos, una vez introducida la aguja en el vientre muscular, se demanda
mirar al paciente en la dirección de la acción del músculo que se va a
tratar, para comprobar si aumenta la señal electromiográfica. De esta forma
tenemos una certeza mayor en la localización del músculo, que en algunos casos
es imprescindible, como en el caso del músculo oblicuo inferior en presencia de
una parálisis del IV par. Esta mejor aplicación de la toxina tiene la ventaja
de permitirnos poner menos dosis, favoreciendo una menor difusión a otros
músculos y, por todo esto, acarreando una menor frecuencia de efectos
indeseables. Otra ventaja de la aplicación de la toxina con anestesia tópica
es que hacemos de este tratamiento un acto habitual, de primera elección, ante
una parálisis o ante hiper o hipocorrecciones quirúrgicas de reciente
aparición (figuras 9, 10 y 11).
Figura 9. Endotropía del adolescente. En estas edades es menos
eficaz el tratamiento con toxina botulínica y está indicada en estrabismos
convergentes con desviaciones pequeñas, con hipermetropías elevadas o en los
casos de presentación de corta evolución. A-B: Imágenes previas a la
inflamación. C: Período de exotropía y ptosis pasajeras. D: Después de 6
meses.
Figura 10. Endotropía del adolescente. En estas edades es menos
eficaz el tratamiento con toxina botulínica. Esta paciente está muy similar
antes y después del tratamiento. En estos pacientes de larga evolución existen
alteraciones fibrosas musculares que precisan la corrección quirúrgica. A:
Pretratamiento. B: Exotropía e hipertropía pasajeras. C: Desviación residual.
Figura 11. Endotropía del adolescente. En estas edades es menos
eficaz el tratamiento con toxina botulínica, pero puede ser útil con finalidad
diagnóstica de la diplopía, y práctica para algunos pacientes en los que
existen dudas sobre si se deben tratar quirúrgicamente. Tiene la posibilidad,
en ocasiones, de reducir la desviación y hacer que se precise una cirugía de
menor cuantía, o sólo en un ojo. A: Situación previa a la infiltración. B:
Período de exotropía y de desviación vertical pasajera. C-D-E: Después de 6
meses y un año.
Con respecto a la cirugía, la anestesia tópica ofrece varias ventajas
respecto al resto de las formas de anestesia:
— No precisa ingreso hospitalario, frente a la anestesia general.
— La relajación muscular es mínima, por lo que se puede hacer un ajuste
peroperatorio (24), frente a la anestesia subtenoniana, retro o peribulbar
(25).
En líneas generales, en el paciente joven buscaremos los siguientes
objetivos:
• En las esotropías juveniles, como en las del adulto, se debe pretender
una ligera hipocorrección, salvo que mantengan visión binocular, en cuyo caso
habrá que intentar la ortotropía.
• En los estrabismos horizontales secundarios a parálisis, debe buscarse
una ligera hipercorrección precoz.
• En las alteraciones verticales, si hay riesgo de que un ojo quede
hipertrópico, habrá que intentar que éste sea el dominante.
• Si hay un ojo ambliope fuerte, para evitar riesgos, actuaremos
fundamentalmente sobre los músculos de este ojo, siempre que el tortícolis,
las limitaciones y el tamaño de la hendidura palpebral nos lo permitan.
• Si la hendidura palpebral de un ojo es más grande, no debemos plantear
una recesión importante exclusivamente del músculo recto medio de ese ojo, ya
que provocaríamos un aumento de su exoftalmos relativo, incrementando la
asimetría entre ambas hendiduras.
La técnica, en la anestesia tópica (26), es sencilla para los músculos
rectos horizontales y verticales, siendo más dificultosa y molesta para el
paciente, en el caso de los músculos oblicuos. El paciente debe estar
monitorizado en todo momento y bajo control por parte de un anestesista ya que,
si la colaboración no es buena, podremos recurrir a la anestesia subtenoniana
y, en casos muy incontrolados, a la anestesia general. En nuestra experiencia es
excepcional tener que transformar una anestesia tópica en general, pero no es
tan infrecuente tener que recurrir a la anestesia perimuscular y/o subtenoniana
y, en casos difíciles, puede precisarse algún nivel de sedación.
La cirugía con anestesia tópica tiene pequeñas diferencias con respecto a
la convencional. No se pueden tensar en ningún momento los músculos, por lo
que se debe intentar no meter ganchos de estrabismo. Para facilitar en acceso al
músculo, el paciente tiene que colaborar mirando en sentido contrario al del
músculo que se va a intervenir. Una vez que tenemos la inserción a la vista,
se le dan los puntos sin pasar por detrás el gancho. El resto de los pasos son
similares a los realizados con cualquier tipo de anestesia en la que se em plean
suturas ajustables (27,28,29,30,31). Nosotros solemos explorar al paciente
después de intervenir cada músculo, ya que, en ocasiones, el efecto de la
cirugía es mayor de lo esperado y se puede evitar la actuación prevista sobre
otro músculo. Siempre llevamos al quirófano las barras de prismas para
ayudarnos en la exploración. Si tenemos dudas sobre el resultado, o si se ha
recurrido a la anestesia subtenoniana o a una sedación, dejamos siempre en los
músculos horizontales las suturas ajustables. Si vemos que el resultado
es bueno, normalmente al día siguiente, se deshacen las lazadas y se anuda
definitivamente.
Este tipo de cirugía tiene su indicación fundamental en las esotropías que
cursan con diplopía, ya que preoperatoriamente podremos comprobar en qué
situación angular es en la que desaparece la visión doble.
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