1. INTRODUCCIÓN
1.1. Definición
Los nistagmus se definen como movimientos de vaivén de los ojos,
involuntarios, rítmicos y repetidos (1).
Se denomina zona nula (punto cero) o zona de bloqueo del
nistagmus, al campo de mirada en el que el nistagmus es bloqueado o adquiere
intensidad mínima (intensidad del nistagmus = amplitud ´
frecuencia). Cuando esta zona nula es distinta de la posición primaria de la
mirada, el paciente realiza la versión que le lleva hacia dicha zona nula y
adopta un tortícolis para mirar de frente con esta posición de la
mirada.
Los nistagmus son movimientos de vaivén de los ojos, involuntarios,
rítmicos y repetidos.
La zona de bloqueo del nistagmus es el campo de la mirada en el que éste es
bloqueado o adquiere la intensidad mínima.
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1.2. Clasificación
Hay distintas maneras de clasificar los nistagmus. Describiremos sólo
algunas de ellas, las que más nos pueden interesar a la hora de considerar el
tratamiento quirúrgico.
a) Según la velocidad de sus fases:
— En resorte o sacudida («jerk nystagmus»): presenta una fase
lenta de alejamiento respecto al objeto de fijación, seguida de una fase
correctora rápida, sacádica, de aproximación. Esta fase rápida define la
dirección del nistagmus.
— Pendular: ambas fases tienen la misma velocidad.
b) Según la edad de aparición:
— Nistagmus en los niños:
• Nistagmus congénito: puede ser sensorial (producido por una
pérdida de la fijación foveal debido a causa orgánica) o motor (idiopático).
• Nistagmus latente.
• Spasmus nutans.
— Nistagmus en los adultos (adquirido):
• Nistagmus pendular adquirido.
• Nistagmus vestibular.
• Nistagmus disociado.
• Nistagmus en vaivén (see-saw).
• Downbeat.
• Upbeat.
• Nistagmus de retracción-convergencia.
• Nistagmus periódico alternante.
• Nistagmus de rebote.
• Nistagmus evocado por la mirada.
Al hablar sobre el tratamiento quirúrgico del nistagmus, nos centraremos en
los siguientes tipos:
— Nistagmus congénito: es el que aparece antes de los 4 primeros
meses de vida. Suele cursar con déficit visual moderado o severo,
debido a la mala foveolización por los movimientos nistágmicos. Puede asociar patología
ocular o neurológica, que contribuirían al déficit visual. Asimismo puede
asociarse a estrabismo.
— Nistagmus adquirido: aparece en distintas alteraciones
neurológicas. Se caracteriza por la oscilopsia (sensación de movimientos
oscilatorios del entorno).
1.3. Objetivos en el tratamiento del nistagmus
La realización de una intervención quirúrgica en un paciente afectado de
nistagmus busca conseguir uno o varios de los siguientes objetivos:
1. Disminución de la intensidad del nistagmus, para aumentar el
tiempo de foveolización y de este modo mejorar la agudeza visual.
2. Eliminación del tortícolis, cambiando la posición ocular y
trasladando la zona nula a la posición primaria de la mirada (figura 1).
Figura 1. Tortícolis por bloqueo del nistagmus.
3. Corrección del estrabismo asociado (figura 2).
Figura 2. Estrabismo y nistagmus.
4. Mejoría de la oscilopsia en el nistagmus adquirido.
Los objetivos en el tratamiento del nistagmus son: disminuir la intensidad
para mejorar la visión, eliminar el tortícolis, corregir el estrabismo
asociado y mejorar la oscilopsia en el nistagmus adquirido.
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2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA EN EL TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DEL NISTAGMUS
Se han propuesto múltiples técnicas quirúrgicas para el tratamiento del
nistagmus, que pueden agruparse en dos grandes grupos, según su objetivo.
2.1. Técnicas para disminuir la intensidad del nistagmus
Buscan una mejoría en la agudeza visual al disminuir la amplitud y/o
frecuencia de los movimientos nistágmicos.
— Miotomías y tenotomías de los músculos rectos, propuestas por
autores como Diefenbach (2), von Graefe (3), Bonnet (4), Javal (5) y Cunier (6).
Blatt (7) comunicó en 1933 resultados favorables con este tipo de
intervención.
— Procedimientos de fijación de los músculos extraoculares al
periostio de la pared orbitaria, descritos por Colburn (8) a principios de
siglo, y Friede (9) y Harada (10) en los años cincuenta.
— Transposiciones parciales de los músculos rectos, técnica
descrita por Blatt (11) en 1960.
— Mioescleropexia retroecuatorial (Faden-operación o cirugía del
hilo). En esta intervención, descrita por Cüppers (12) en 1974, se realiza
un «anclaje» del cuerpo muscular a la esclera por medio de una sutura (dos
puntos en «U») en un punto próximo al ecuador del globo ocular, eliminando
así el arco de contacto. De este modo el músculo reacciona menos ante un
determinado impulso nervioso.
— Grandes retroinserciones de los músculos horizontales. Rama (13)
consigue buenos resultados con el retroceso amplio de ambos músculos rectos
mediales en el caso de nistagmus con endotropía. Posteriormente, Bietti (14) en
1956 y Bietti & Bagolini (15) en 1960 describen la técnica de
retroinserción amplia de los cuatro músculos rectos horizontales, cuyo
objetivo es disminuir la intensidad del nistagmus al realizar importantes
debilitamientos musculares. Esta técnica cayó en el olvido hasta ser retomada
por Limón de Brown (16) en 1989.
— Quimiodenervación con toxina botulínica, con un efecto
transitorio sobre el nistagmus. Mediante esta técnica se busca, principalmente,
disminuir la oscilopsia en los nistagmus adquiridos. La inyección retrobulbar
de toxina botulínica fue utilizada por primera vez en 1988 por Helveston (17).
Leigh (18) comunicó buenos resultados mediante la aplicación directa sobre
los músculos rectos horizontales, así como Ruben (19), quien la inyecta tanto
en el espacio retrobulbar como directamente sobre los músculos rectos.
2.2. Técnicas para trasladar la posición de bloqueo a la posición primaria
de la mirada
Mediante esta técnica se busca trasladar la posición de bloqueo desde una
posición excéntrica a la posición primaria, realizando retroinserción
(debilitamiento) de unos músculos horizontales y resección (refuerzo) de sus
antagonistas, con el fin de eliminar el tortícolis. Esta cirugía
fue propuesta, por separado, por Kestenbaum (20) y Anderson (21) en 1953, y
posteriormente se han descrito distintas variantes, como las técnicas
debilitantes por retroinserciones retroecuatoriales.
3. TÉCNICAS QUIRÚRGICAS: DESCRIPCIÓN
Realizaremos una descripción de las técnicas más utilizadas para el
tratamiento del nistagmus.
3.1. Técnica de traslado de la posición de bloqueo (Kestenbaum-Anderson)
Su objetivo es trasladar la posición de bloqueo o de mínima intensidad
del nistagmus (zona nula) a la posición primaria de la mirada, para de esta
forma eliminar el tortícolis.
El procedimiento quirúrgico variará según el tipo de tortícolis
(horizontal, vertical o torsional) producido por el nistagmus y la existencia o
no de estrabismo asociado.
3.1.1. Nistagmus con tortícolis horizontal
Anderson (21) consideraba que los músculos rectos horizontales que actúan
en la fase lenta del nistagmus (los situados del lado de la versión
correspondiente a la posición de bloqueo) tendrían un tono excesivo con
respecto a sus antagonistas, por lo que propuso la recesión bilateral de
dichos músculos. El debilitamiento de los rectos que realizan la versión hacia
el lado de la posición de bloqueo (lado opuesto al tortícolis) trasladaría la
posición de reposo a la posición primaria. Así, por ejemplo, en un
tortícolis hortizontal con la cara hacia la derecha, por nistagmus con bloqueo
en levoversión, habría que realizar una recesión del músculo recto lateral
del ojo izquierdo (OI) y otra del músculo recto medial del ojo derecho (OD).
Goto (22), basado en una teoría patogénica similar a la Anderson, propuso
la resección de los músculos horizontales del lado opuesto al de la
versión en que se encontraba la posición de bloqueo, músculos que
actuarían en la fase rápida del nistagmus y que se encontrarían
hipofuncionantes.
Kestenbaum (20) propuso la intervención sobre los cuatro músculos rectos
horizontales, realizando cirugía combinada de refuerzo y de
debilitamiento, simétrica. En primer lugar, obtenía lo que denominaba
«número del nistagmus», al medir —en mm— la distancia entre la posición
del limbo estando el ojo en posición primaria y en la posición de bloqueo.
Posteriormente realizaba la recesión de los músculos situados del lado opuesto
del tortícolis y la resección de sus antagonistas en cantidad de mm igual al
«número del nistagmus». Así, si un paciente presentaba un tortícolis con la
cara hacia la derecha y con posición de bloqueo en levoversión, realizaba
retroinserción del músculo recto lateral del OI y del músculo recto medial
del OD, y resección del músculo recto medial del OI y del músculo recto
lateral del OD.
Pratt-Johnson (23) publicó buenos resultados realizando una técnica de recesión-resección
simétrica, de 10 mm, en los 4 músculos horizontales. El
éxito en la intervención era mayor cuanto mayor era la restricción en la
mirada opuesta a la dirección en que se trasladaban los ojos.
Parks (24) propuso una técnica asimétrica, basada en el hecho de que
los músculos rectos horizontales no reaccionan de la misma forma ante el mismo
número de mm de retroceso o de resección. Así, para corregir un tortícolis
de 30° indica: sobre el ojo en abducción, retroceso del músculo recto lateral
de 6 mm y resección del músculo recto medial de 7 mm y, para el ojo en
aducción, retroceso del músculo recto medial de 5 mm y resección del músculo
recto lateral de 8 mm («técnica del 5-6-7-8» o «Classic Maximun»).
Sobre cada ojo se practica un total de 13 mm de cirugía, aplicando la cifra
menor sobre el músculo recto medial.
Debido a que con esta técnica se producían bastantes hipocorrecciones,
Calhoun y Harley (25) aumentaron las cifras de Parks en un 40% y
denominaron a este nuevo procedimiento «Classic Plus»: en el supuesto
anterior, sobre el ojo en abducción, se practica retroceso del músculo recto
lateral de 8,4 mm y resección del músculo recto medial de 9,8 mm y, para el
ojo en aducción, retroceso del músculo recto medial de 7 mm y resección del
músculo recto lateral de 11,2 mm.
Prieto-Díaz (26) describe el siguiente método: En primer lugar, mide el
tortícolis mediante un aparato ideado por Souza-Dias, estableciendo así el
ángulo, en grados (d),
en el que está girada la cabeza. Esta medida es transformada en dioptrías
prismáticas (DP) mediante la fórmula DP = 100 ´
tgd.
La medida del tortícolis corresponde a la desviación de los ojos en posición
de bloqueo. A la hora de
planear la cirugía, considera al ojo en abducción como un ojo portador de
exotropía del valor referido, y al ojo en aducción como un ojo portador de
endotropía; ambas desviaciones deben ser corregidas mediante la
actuación sobre los músculos rectos horizontales. Este autor realiza intervenciones
quirúrgicas más generosas que las empleadas para la corrección de un
estrabismo horizontal esencial, para evitar el alto riesgo de subcorrección
y recidiva del tortícolis. Además, prepara el plan quirúrgico de tal modo que
la suma de los números, en mm, a intervenir en el ojo portador de
exotropía, sea 1 ó 2 mm mayor que la suma para el ojo en aducción.
Las indicaciones de cirugía en pacientes con tortícolis y nistagmus
horizontal serían las siguientes (27):
— Mejoría de la agudeza visual, al menos de dos líneas con el
tortícolis, con respecto a la agudeza visual sin él.
— Problemas estéticos o de otro tipo debidos al tortícolis.
El paciente, normalmente, siempre gira la cabeza hacia el mismo lado.
Si, ocasionalmente o con cierta frecuencia, busca la posición de bloqueo en la
dirección opuesta o en otra cualquiera, la cirugía estará contraindicada,
ya que se produciría una inversión del tortícolis en esa dirección, tras la
intervención.
Todas las técnicas de traslado de la posición de bloqueo actúan únicamente
sobre la corrección del tortícolis, no disminuyen la intensidad del
nistagmus ni mejoran la agudeza visual. Los inconvenientes que estos
procedimientos presentan son los siguientes: frecuentes hipocorrecciones,
a pesar del elevado monto de la cirugía, y aumento de la intensidad del
nistagmus en el campo de acción de los músculos reforzados.
3.1.2. Nistagmus con tortícolis vertical (figura 3)
Figura 3. Nistagmus, tortícolis mixto: horizontal, vertical y
torsional. Es importante valorar el grado y los componentes del tortícolis en
el diagnóstico para establecer el orden de prioridades en el tratamiento.
En los casos en los que se alcanza la zona nula mediante un tortícolis
vertical (mentón hacia arriba o abajo), estaría indicado un procedimiento de
retroinserciones y resecciones de los músculos rectos verticales. Parks (24)
propone, en tortícolis verticales menores de 25 grados, un retroceso
de los músculos rectos verticales agonistas, y en tortícolis mayores,
retroceso-resección de los cuatro rectos verticales.
3.1.3. Nistagmus con tortícolis torsional
Algunos pacientes presentan una inclinación de la cabeza sobre uno de los
hombros, siendo ésta la posición de mínima intensidad del nistagmus. Para
corregir dicho tortícolis, es necesario rotar cada ojo en la dirección de la
torsión de la cabeza. La técnica para eliminar este tortícolis torsional fue
descrita por Harada e Ito (28) en 1964 y, posteriormente, se han realizado
distintas modificaciones sobre esta técnica (29).
En el nistagmus con tortícolis torsional, uno de los ojos está en
inciclotorsión (el del mismo lado del hombro sobre el que se inclina la cabeza)
y el otro está en exciclotorsión. Así pues, a menudo será necesario operar
los cuatro músculos oblicuos, de la siguiente forma (26):
— Sobre el ojo en el que se quiere corregir la inciclotorsión
(favorecer la exciclotorsión):
• Debilitamiento del oblicuo superior. Las fibras responsables de la
acción torsional de este músculo son las anteriores, de modo que habrá que
actuar sobre ellas, debilitándolas, realizando una tenectomía o un retroceso
de los 2/3 anteriores de las fibras del oblicuo superior.
• Refuerzo del oblicuo inferior. Se puede realizar una miectomía
(resección) de todas las fibras, de unos 5-6 mm, anteriorizándolas. Se inserta
el extremo anterior del muñón a 3 mm de la inserción del recto lateral, y el
posterior 6 mm más atrás, cerca del borde inferior de la inserción del recto
lateral.
— Sobre el ojo en el que se quiere corregir la exciclotorsión
(favorecer la inciclotorsión):
• Refuerzo del oblicuo superior. La acción torsional de este
músculo aumenta realizando un avanzamiento y anteriorización de los 2/3
anteriores de sus fibras. Fells (29) describió una modificación de la técnica
de Harada e Ito, consistente en la separación longitudinal de las fibras
anteriores, colocando 2 puntos marginales en éstas, a unos 6 mm de la
inserción; dichos puntos se insertan en la esclera, el anterior, a unos 4 mm
lateralmente al límite temporal de la inserción del recto superior y, el
posterior, 3-4 mm más atrás.
• Debilitamiento del oblicuo inferior. Para ello habrá que realizar
una miectomía de los 2/3 anteriores de las fibras, hasta cerca de 1 cm a partir
de la inserción, y un retroceso de las fibras posteriores, de unos 5 mm.
La cirugía del tortícolis torsional suele dar buenos resultados, aunque a
veces es insuficiente para la corrección total del tortícolis. Por otro lado,
a veces queda en el postoperatorio hipertropía en posición primaria del ojo
sobre el que se realizó cirugía para favorecer la exciclotorsión, que debe
corregirse realizando un retroceso del músculo recto superior de ese ojo.
3.1.4. Nistagmus con estrabismo horizontal (Pratt-Johnson) (figura 4)
Figura 4. Nistagmus, tortícolis horizontal y estrabismo.
En este caso, la cirugía destinada a corregir el tortícolis se plantea
sobre el ojo fijador. Pratt-Johnson (23,27) propone la realización de cirugía
máxima de recesión-resección sobre los músculos rectos horizontales del ojo
fijador (10 mm recesión-10 mm resección), para trasladarlo hacia
el mismo lado del tortícolis. Posteriormente, se realizaría, sobre
el ojo no fijador, la cirugía necesaria para alinear el estrabismo
en relación con la nueva posición del ojo fijador.
3.2. Técnica debilitante (retroinserción amplia de los músculos rectos
horizontales)
Este método fue propuesto por Bietti y Bagolini (14,15) en 1956 y 1960,
coincidiendo en el tiempo con la técnica propugnada por Kestenbaum y Anderson,
por lo que quedó olvidado, hasta que Limón de Brown (16) lo retoma y publica
en 1989 en una serie de 31 pacientes. Desde entonces este procedimiento ha sido
utilizado con éxito, publicándose los resultados obtenidos en distintas series
(30-34).
La técnica consiste en la realización de grandes debilitamientos
musculares, con retroinserciones de los músculos rectos horizontales de 10 a 14
mm, retroecuatoriales, lo que produce una disminución importante del
momento de fuerza de estos músculos sobre el globo. Nunca se realizan
refuerzos musculares, ya que esto produce un aumento de la intensidad del
nistagmus en el campo de acción del músculo resecado.
A diferencia del método de retroinserción-resección de
Kestenbaum-Anderson, esta técnica no tiene como único objetivo la corrección
del tortícolis, desplazando los ojos hacia la zona del bloqueo, sino que
además busca conseguir una disminución de la intensidad del nistagmus,
con la consecuente mejoría de la agudeza visual. En los casos en que exista un
estrabismo asociado también se actuará sobre él con el objetivo de conseguir
la ortotropía.
Von Noorden et al (30) publicaron en 1991 una corta serie de tres casos, y en
todos disminuyó la intensidad del nistagmus, mejorando la agudeza visual en dos
de ellos. Helveston et al (31), en 1991, también comunicaron buenos resultados,
en ambos objetivos, en 10 casos, consiguiendo además eliminar el tortícolis en
tres de los cinco pacientes que lo presentaban. Rodríguez et al (33) publicaron
resultados con éxito en una serie de 14 pacientes, mejorando el tortícolis,
la intensidad del nistagmus, el estrabismo y la agudeza visual (una media
de 2 líneas). Fernández et al (34), asimismo, obtuvieron una mejoría de
la agudeza visual binocular de un valor medio de 1,4 líneas en casi el
100% de los 29 pacientes a los que aplicaron esta técnica; los citados autores
emplearon la retroinserción de 2 rectos horizontales para los pacientes con
tortícolis horizontal de alto grado y la retroinserción de los 4
músculos rectos horizontales en el resto de los casos, consiguiendo un
elevado porcentaje de éxitos.
Por todo lo expuesto, consideramos que la técnica de la retroinserción
amplia de los músculos rectos horizontales es de elección en el tratamiento
del nistagmus congénito. Realizamos un estudio retrospectivo (35,36) sobre 35
pacientes con nistagmus congénito intervenidos mediante esta técnica,
evaluando pre y postoperatoriamente la agudeza visual monocular y
binocular, el estrabismo asociado y el tortícolis, entre otros
datos. Para los casos de nistagmus sin tortícolis ni estrabismo se
realizaron retroinserciones amplias simétricas, frecuentemente
postecuatoriales, de los músculos rectos horizontales, y asimétricas en los
casos en que se asociaba cualquiera de las alteraciones anteriores. Las
diferencias entre los valores de la agudeza visual pre y postquirúrgicos se
analizaron estadísticamente mediante el test de la T de Student, siendo todas
las diferencias encontradas estadísticamente significativas. En visión
binocular, la agudeza visual media prequirúrgica fue de 0,44±0,29, y la
agudeza visual media postquirúrgica de 0,56±0,32 (p<0,001). Se produjo un aumento
medio de la agudeza visual de una línea de visión. Para evaluar el posible
efecto beneficioso de la cirugía sobre el tortícolis definimos, en primer
lugar, como tortícolis significativo, aquél mayor de 5°, presente en
el 88,6% de los pacientes antes de la cirugía. Tras la cirugía, dicho
porcentaje disminuyó hasta el 26,5% (p<0,001, test de Fisher).
Presentaban un estrabismo asociado al nistagmus un 45,7% de los
pacientes. Previamente a la cirugía, en un 75% de los pacientes con
estrabismo, éste era mayor de 5º (desviación que consideramos
significativa). Dicho porcentaje disminuyó a un 37,5% tras la cirugía
(p<0,05, test de c2).
En conclusión, obtuvimos resultados de mejoría estadísticamente
significativa en cuanto a la agudeza visual, el estrabismo y el tortícolis.
En los distintos supuestos motores de un nistagmus, la técnica del
debilitamiento muscular consistirá en:
3.2.1. Nistagmus sin tortícolis ni estrabismo
Retroinserción de 12 a 14 mm de los cuatro músculos rectos horizontales.
3.2.2. Nistagmus con tortícolis, sin estrabismo
a) Tortícolis horizontal (figura 5).
Figura 5. Nistagmus, tortícolis horizontal sin estrabismo.
— Tortícolis moderado: Retroinserción asimétrica de los 4
rectos horizontales, realizando mayor retroinserción de los músculos que
«buscan» la posición de bloqueo. Así, por ejemplo, supongamos un tortícolis
con la cara hacia la derecha, por bloqueo en levoversión: en este caso habría
que realizar retroinserción de 6 mm del recto lateral del OD y del recto medial
de OI, y retroinserción de 12 mm del recto medial del OD y del recto lateral
del OI.
— Tortícolis severo: Retroinserción de sólo 2 rectos
horizontales, los que realizan la versión de la posición de bloqueo. Así,
en el caso propuesto, se realizaría retroinserción de 12 mm del recto medial
del OD y del recto lateral del OI.
b) Tortícolis torsional (figura 6).
Figura 6. Nistagmus y tortícolis torsional.
En estos casos, se propone cirugía debilitante, únicamente, sin
realizar refuerzos musculares. Supongamos un tortícolis torsional con la cabeza
sobre el hombro derecho. La cirugía a realizar sería:
— Tortícolis moderado: Actuación sobre 2 músculos torsores:
debilitamiento del oblicuo superior derecho y del recto inferior izquierdo (para
evitar una tropía vertical) (figura 7).
Figura 7. La cirugía del oblícuo superior es la que tiene mayor
eficacia en la corrección de los tortícolis torsionales, debilitando en la
inciclotorsión y reforzando en la exciclotorsión. Si el tortícolis es
intenso, se debe asociar a otras cirugías torsionales del oblícuo inferior y a
desplazamiento horizontal de los músculos verticales.
— Tortícolis severo: Actuación sobre 4 músculos torsores,
practicando debilitamiento de ambos intorsores del OD (recto superior y oblicuo
superior) y de ambos extorsores del OI (oblicuo inferior y recto inferior).
c) Tortícolis vertical.
Supongamos un paciente con tortícolis con el mentón deprimido por bloqueo
en supraversión. En este caso se realizaría un debilitamiento de los 4
músculos elevadores: rectos superiores y oblicuos inferiores
3.2.3. Nistagmus sin tortícolis y con estrabismo
Se plantea la cirugía del nistagmus sobre el ojo dominante y la
del estrabismo residual sobre el ojo dominado. Así, en un caso de
endotropía con OD dominante, realizaremos retroinserción de 12 mm del recto
lateral y del recto medial del OD, y del recto medial del OI; y, según el grado
de endotropía, una pequeña recesión del recto lateral del OI.
3.2.4. Nistagmus con tortícolis y estrabismo
Se realizará la cirugía combinando las indicaciones anteriormente
expuestas, y mediante el mismo razonamiento.
Las ventajas que presenta la técnica de las grandes retroinserciones
musculares son: mejoría de la agudeza visual binocular (tanto objetiva como
subjetiva), al disminuir la intensidad del nistagmus, y mejoría del
tortícolis, con un bajo porcentaje de hipocorrecciones.
Entre los posibles inconvenientes que podría presentar esta técnica
están los siguientes:
— Aparición de tropías:
Es sabido que una misma cantidad de recesión (en mm) tiene mayor efecto
sobre los rectos mediales que sobre los rectos laterales, por lo que una
cirugía simétrica de retroinserción de los 4 rectos horizontales podría
tener como consecuencia la aparición de una exotropía postquirúrgica. Por
ello, para minimizar su incidencia se aconseja realizar menor retroinserción
de los rectos mediales (10-12 mm) que de los rectos laterales (12-14 mm).
Tras una retroinserción realizada con asa colgante es posible la inserción
definitiva del músculo por encima o por debajo del plano horizontal deseado,
con la consecuente tropía vertical, por lo que se ha propuesto el empleo
sistemático del doble anclaje o anclaje posterior de las suturas. Esta
técnica, además, evita que el músculo retroinsertado se adelante y que, por
tanto, el debilitamiento sea ineficaz.
— Limitación de las ducciones tras los grandes debilitamientos. En
la práctica estas limitaciones son moderadas y bien toleradas por los
pacientes.
4. NISTAGMUS Y TOXINA BOTULÍNICA
En los últimos años se ha propuesto el uso de la toxina botulínica
(TBA) para el tratamiento del nistagmus adquirido debido a distintas
enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple, entre otras muchas.
Los pacientes con nistagmus adquirido suelen presentar una mala
visión y oscilopsia (ilusión de movimiento del entorno), debido al
movimiento de las imágenes de objetos estáticos proyectadas sobre la retina.
Se han publicado distintas series en las que se obtiene una mejoría en la
agudeza visual y en la oscilopsia en pacientes tratados con inyecciones
periódicas de TBA, bien directamente sobre los músculos rectos
horizontales, bien en el espacio retrobulbar. La paresia muscular provocada
por la TBA produciría una disminución en la intensidad del nistagmus y una
mejoría de los síntomas. Se han descrito buenos resultados (18,37,38)
inyectando la TBA directamente sobre los rectos horizontales, y Leigh (18)
muestra su eficacia mediante los registros electronistagmográficos realizados
en los pacientes tratados. Helveston (17) fue el primero en describir el uso de
la TBA inyectada en el espacio retrobulbar en estos casos, con buenos resultados
en dos pacientes. La serie más numerosa descrita es la de Ruben (19), quien
encuentra una mejoría significativa en 8 de 12 pacientes tratados, con
inyección retrobulbar o directamente sobre los rectos horizontales. Recomienda
la inyección de 15-20 UI de TBA en los pacientes con nistagmus adquirido y
oscilopsia intratable. Los efectos adversos descritos con esta técnica
son: ptosis transitoria, diplopía (que puede ser evitada con la oclusión de un
ojo, y no sería problema en pacientes con mala visión de un ojo), y efecto
transitorio de la TBA, con la necesidad de repetir las inyecciones cada 3 ó 4
meses.
Por último, nosotros recomendamos la toxina retrobulbar en aquellos casos de
nistagmus congénito en los que hay duda de si, por una posible
descompensación, el individuo experimentó cierta pérdida de agudeza visual,
al aumentar la intensidad de los movimientos. Tales casos pueden ser candidatos
a la cirugía de retrocesos amplios, siempre que, bajo efecto de la toxina,
experimenten una sensible mejoría en la agudeza visual. En el futuro, no sería
de descartar su uso en los casos congénitos, en periodos más o menos precoces
del desarrollo, en los que todavía se puede pensar en una actitud preventiva
frente a la ambliopía nistágmica.
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