Todas las intervenciones quirúrgicas tienen complicaciones. Algunas se
pueden evitar, otras ocurren aunque se tomen todas las medidas necesarias para
prevenirlas. Pueden ocurrir durante el acto quirúrgico o en el postoperatorio
inmediato o tardío.
Además de las hipercorreciones e hipocorrecciones, existen otras
complicaciones en la cirugía del estrabismo, muchas de ellas dependen del
desconocimiento de la anatomía de la zona (1).
COMPLICACIONES INTRAOPERATORIAS.
1. HEMORRAGIA. La existencia de hemorragia en la cirugía de los músculos
extraoculares es bastante común. Para evitarla es necesario conocer la
localización de los diferentes vasos sanguíneos. Los vasos que pueden
lesionarse son las arterias ciliares anteriores y las venas vorticosas. Estas
últimas son fáciles de lesionar en grandes retroinserciones. También son
frecuentes las lesiones vasculares en la cirugía del músculo oblicuo superior;
cuando intentamos cogerlo con un gancho excesivamente grande podemos lesionar la
vena vorticosa, que está a pocos milímetros por detrás de la inserción. De
la misma forma, puede producirse el sangrado cuando, pensando que hemos disecado
el músculo oblicuo superior, tomamos fibras musculares del recto superior y
traccionamos de ellas.
Una vez que se ha producido el sangrado debemos hacer hemostasia comprimiendo
el globo ocular durante 3 ó 4 minutos, utilizando un coagulador bipolar, y
siempre lavando la zona con suero fisiológico, para evitar quemaduras. Una vez
que la hemorragia se ha detenido se puede continuar con la intervención. Cuando
el sangrado es intenso y proviene del fondo de la órbita, puede aparecer una
equimosis periorbitaria que tardará de 7 a 10 días en desaparecer.
2. PERFORACIÓN ESCLERAL (figura 1). Para reinsertar un músculo en el
globo ocular es necesario pasar una aguja a través de la esclera, por lo tanto
es muy importante el conocimiento del espesor corneal; éste va disminuyendo
desde el ecuador hacia la parte posterior del ojo y también es menor cuando se
seca la esclera, por lo tanto es muy importante la irrigación continua con
suero. Se deben emplear agujas espatuladas, profundizando justo hasta que sea
visible a través de la esclera, como a través de una piel de cebolla, y al
pasar la aguja debemos hacerlo dirigiendo la punta hacia la superficie escleral.
Figura 1. Dos situaciones en las que es preciso extremar las
precauciones para evitar la perforación ocular:las suturas esclerales
posteriores y la Faden (es esquema ilustra la modalidad del Dr. Castiella.
Si se sospecha que ha habido perforación escleral, se debe explorar la
retina con el oftalmoscopio indirecto. En la mayoría de los casos las
perforaciones pasan por el espacio subcoroideo, pero si son profundas pueden
producir hemorragias y, si hay prolapso de vítreo, se pueden originar
tracciones y desencadenar un desprendimiento de retina. Si existe solamente
agujero retiniano, sin otra complicación, se aplicará crioterapia sobre la
zona.
3. INTERVENCIÓN DE UN MÚSCULO EQUIVOCADO (figura 2). Al rotar el ojo
cambiamos la posición de los músculos, lo cual nos puede desorientar a la hora
de localizarlos.
Figura 2. Paciente remitida de otro centro hospitalario por ptosis y
severa hipertropía restrictiva iatrogénica: en vez de realizar resección del
recto lateral (OI) por endotropía, se actuó sobre el recto superior,
lesionando al elevador palpebral.
4. DIVISIÓN DEL MÚSCULO. Si no hacemos una disección completa del
músculo estamos haciendo una técnica incorrecta, sobre todo si se trata de un
debilitamiento, en cuyo caso solamente estamos realizando el tratamiento en
parte del músculo, con lo cual no conseguiremos el efecto buscado.
5. PÉRDIDA DE UN MÚSCULO. Esta complicación puede suceder en el acto
quirúrgico o bien en el postoperatorio. Cuando ocurre en el momento de la
intervención, debemos buscar la fascia muscular y traccionar de ella, para así
poder llegar hasta el músculo (figuras 3, 4 y 5).
Figura 3. Deslizamiento posterior del músculo recto medio derecho
tras haber sido retrocedido.
Figura 4. Severa limitación de la aducción del ODtras la práctica
de una desinserción escleral del recto medio ipsilateral.
Figura 5. Situación similar a la de la figura 4 tras aplicar la
misma técnica al recto medio izquierdo.
Durante el postoperatorio inmediato, sobre todo en las primeras 24 horas, las
suturas pueden soltarse y hacer que el músculo se desplace, generalmente hacia
su inserción ósea. A veces no se rompe la sutura, pero si al dar los puntos no
se ha cogido bien todo el vientre muscular, éste se puede deslizar dentro de su
propia fascia (2). En ambas situaciones la actitud quirúrgica es semejante. En
la reintervención se debe pensar que el músculo va a estar adherido a la
fascia bulbi. Se debe hacer una disección minuciosa de la conjuntiva y eliminar
todo el tejido cicatricial que haya alrededor del muñón de la inserción.
Posteriormente, se deben hacer dos ojales en el tejido que hay entre la fascia
bulbi y el tejido de granulación; a través de ellos se introduce un gancho de
estrabismo, lo deslizamos por toda la zona y seguimos diseccionando todo el
tejido hasta que consigamos localizar el músculo. Una vez encontrado, se pasan
con mucho cuidado una o dos suturas por el cuerpo muscular y se aproxima éste
hasta la zona donde se deba reinsertar. Hay que tener en cuenta que el músculo
puede estar acortado y, por lo tanto, se debe evaluar nuevamente dónde
reinsertarlo (3).
COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS
1. Alteraciones corneales
1.1. SENSIBILIDAD A LA LUZ. Puede estar causada por un traumatismo durante el
acto quirúrgico o bien porque no se ha tenido especial cuidado en mantener la
córnea húmeda durante la intervención.
1.2. DELLEN. Son pequeñas depresiones corneales que aparecen junto al limbo,
frente a la inserción del músculo desinsertado. Están causadas por la
desecación que se produce a consecuencia de la elevación conjuntival que se
origina en la zona operada. No presentan gravedad, suelen curar sin
complicaciones, no requieren tratamiento específico, aunque mejoran con la
administración de lágrimas artificiales.
1.3. ERROR REFRACTIVO. Después de una cirugía de los músculos rectos puede
aparecer un astigmatismo que en los niños suele ser transitorio, pero en
algunos pacientes adultos puede persistir. Cuando los músculos recuperan su
fuerza de contracción normal, la distorsión de la córnea desaparece y se
reduce el astigmatismo; este efecto ocurre antes de las 8 semanas (4,5,6).
2. Alteraciones conjuntivales
2.1. REACCIÓN ALÉRGICA A LAS SU TURAS. Con la utilización de las
nuevas suturas no suele ser frecuente esta complicación. Se caracteriza por la
aparición de enrojecimiento ocular que no va acompañado de dolor ni de
secreción. Se trata con corticoides tópicos.
2.2. GRANULOMA DE SUTURAS. También, por el tipo de suturas que se utiliza,
son poco frecuentes. Se producen por una reacción de cuerpo extraño. Se tratan
con esteroides y antibióticos tópicos.
2.3. QUISTES CONJUNTIVALES. No suelen requerir tratamiento, salvo que por su
tamaño causen problemas estéticos, en cuyo caso se extirparán
quirúrgicamente.
3. Prolapso de la cápsula de Tenon
Esto puede prolapsar a través de la incisión conjuntival y provocar la
formación de un granuloma; suele regresar espontáneamente y sólo
excepcionalmente necesita ser resecado.
4. Infecciones
En la cirugía del estrabismo las infecciones postoperatorias son raras, pero
si ocurren pueden ser graves llegando a producir necrosis de la esclera y
endoftalmitis.
En los casos leves puede aparecer una conjuntivitis o un pequeño absceso
alrededor de la sutura; se trata con antibióticos y esteroides tópicos.
La celulitis orbitaria y la endoftalmitis son complicaciones muy raras (7,8),
éstas últimas suelen producirse en el caso de perforaciones esclerales.
5. Uveítis anterior isquémica
La isquemia o necrosis del segmento anterior puede ocurrir después de la
cirugía de los músculos rectos (9,10,11). Se debe evitar seccionar más de dos
músculos rectos en el mismo acto quirúrgico, pues esto reduce la irrigación
sanguínea del segmento anterior causando importantes trastornos isquémicos. Se
manifiesta como una iridociclitis, pudiendo aparecer queratitis, catarata y
hasta phtisis bulbi.
El tiempo que debe transcurrir entre dos intervenciones quirúrgicas para que
se puedan manipular los otros músculos rectos no está determinado, pero suele
ser entre 3 y 6 meses (3).
La edad y las condiciones vasculares del paciente influyen en la aparición
de esta complicación. También tiene relación con la combinación de los
músculos que se operan, así la sección de los músculos rectos verticales es
más grave: un músculo recto medio y uno de los verticales apenas produce
alteración en la irrigación del segmento anterior. Sin embargo, la sección
del músculo recto lateral junto con un músculo recto vertical produce
problemas de riego en el sector temporal y en los cuadrantes superolateral e
inferolateral del iris. Algunos autores (12) propusieron seccionar los músculos
rectos preservando las arterias musculares, pero esto complica mucho la técnica
quirúrgica y es difícil de realizar.
6. Asimetría de la hendidura palpebral
Las grandes resecciones de los músculos rectos horizontales pueden provocar
retracción del globo ocular. En la cirugía del músculo oblicuo superior, si
no se diseca bien y se separa del elevador del párpado superior, puede aparecer
una blefaroptosis postoperatoria.
Una técnica defectuosa puede dejar adherencias cicatriciales que
ocasionarían posteriormente restricciones en la motilidad ocular.
BIBLIOGRAFÍA
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