CAPÍTULO 4
VÍAS DE TRANSMISIÓN

Dres. José I. Belda, Rafael Martínez–Costa y Manuel Díaz

4.1. USUARIOS DE DROGAS POR VÍA PARENTERAL

4.2. TRANSMISIÓN POR SANGRE Y HEMODERIVADOS

4.3. TRANSMISIÓN SEXUAL

4.3.1. Homosexual y bisexual
4.3.2. Heterosexual

4.4. TRANSMISIÓN MATERNO-FETAL

4.5. TRANSMISIÓN POR INOCULACIÓN ACCIDENTAL

4.6. CÓMO NO SE TRANSMITE EL VIH



4.1. USUARIOS DE DROGAS POR VÍA PARENTERAL

Los usuarios de drogas por vía parenteral (UDVP) constituyen un importante grupo de riesgo en los países encuadrados en el patrón 1, y es en el Sur de Europa (España e Italia) donde representan el grupo de riesgo más importante.

Los UDVP que comparten el material de inyección infectado constituyen el colectivo más afectado por la epidemia VIH en España, ya que aproximadamente el 65% de los casos transmitidos en nuestro medio pertenecen a este grupo de riesgo (1,2,5). Sin embargo, en EE.UU. tan sólo representan el 26% de los casos (6).

Por sus especiales características, constituyen un grupo difícil de estudiar epidemiológicamente, y la tasa de prevalencia de UDVP-VIH+ es muy difícil de precisar. La costumbre de compartir jeringuillas-agujas y el resto de los útiles de inyección está muy arraigada en el entramado social de los UDVP, sobre todo en los centros penitenciarios. Incluso existen lugares (las «shooting galleries») donde se alquilan estos materiales.

Además, el uso de drogas por vía parenteral está relacionado con el 80% de los casos de trasmisión por vía heterosexual (un miembro de la pareja es UDVP o ha tenido relaciones con un UDVP) (5).

 

4.2. TRANSMISIÓN POR SANGRE Y HEMODERIVADOS

El VIH se puede transmitir por transfundir hemoderivados y sangre, infectándose entre el 90% y el 100% de los receptores de sangre contaminada (1).

Sin embargo, el porcentaje de personas que ha adquirido el SIDA a través de transfusiones es pequeño (2% de los adultos y 11% de los niños en EE.UU; 0,8% de adultos en España) debido a que han mejorado las medidas preventivas de la infección por esta vía.

Las tasas de infección post-transfusional no están influenciadas por la edad, sexo, motivo de la transfusión u otras enfermedades del receptor.

El principal grupo de riesgo para la transmisión del VIH por esta vía son los hemofílicos (27% de los casos postransfusionales), debido principalmente a que reciben con mucha frecuencia transfusiones de sangre y de factores de coagulación, y sobre todo a que los factores de coagulación se extraen de un gran número de donantes, que en los primeros años de la epidemia no eran sometidos a ningún tipo de control.

 

4.3. TRANSMISIÓNSEXUAL

4.3.1. Homosexual y bisexual

Desde el inicio de la epidemia, el SIDA se ha relacionado con la homosexualidad masculina. Se cree que la elevada predisposición de los sujetos homosexuales a padecer el SIDA se debe a la cantidad y calidad de contactos entre ellos. Al igual que ocurre con el sujeto heterosexual, entre parejas estables de homosexuales el riesgo de transmisión del VIH es mínimo. Sin embargo, y sobre todo en los primeros años de la epidemia, este colectivo se caracterizaba por ser especialmente promiscuo y activo. Por otra parte, la mucosa rectal es especialmente rica en tejido linfático, lo que ayuda a que la transmisión sea más efectiva por esta vía que por la vaginal.

En la España peninsular el número de homosexuales infectados es relativamente bajo (16%), mientras que en las islas (Comunidades Balear y Canaria) el porcentaje de homosexuales infectados es mayor (34,5%). Esto podría explicarse por razones sociológicas ligadas fundamentalmente al turismo.

El colectivo homosexual ha sido el primero en reaccionar ante la epidemia del SIDA, y esto se ha puesto de manifiesto en la epidemiología de la enfermedad, observándose una reducción manifiesta del número de casos nuevos entre este colectivo en los últimos años (Capítulo 3; figs. 1 y 2).

 

4.3.2. Heterosexual

Desde 1983 se conoce que la transmisión tanto en sentido hombre-mujer como en el de mujer-hombre es posible. Sin embargo, la transmisión heterosexual no ha sido tenida en cuenta hasta hace relativamente poco tiempo.

En realidad, todavía no se conocen con exactitud cuales son los factores favorecedores del contagio heterosexual. El riesgo de transmisión depende fundamentalmente de las características de la pareja: el varón con SIDA es mucho más contagioso que el seropositivo asintomático, y la presencia de enfermedades de transmisión sexual de forma concomitante también favorece la transmisión.

El riesgo de contagio tras un contacto sexual trivial se estima entre el 0,1% y el 1%. Las relaciones orogenitales también pueden producir la transmisión del VIH (1).

En España el 9,14% de los casos de SIDA han sido adquiridos por vía heterosexual. Esta vía de transmisión es la que ha experimentado un incremento porcentual mayor en los últimos años (Capítulo 3; figs. 1 y 2).

 

4.4. TRANSMISIÓN MATERNO-FETAL

El grupo de transmisión vertical también está experimentando un crecimiento importante en los últimos años. Un 12%-20% de los recién nacidos de madres VIH positivas adquieren la infección. El riesgo de transmisión se relaciona con la gravedad de la inmunodepresión de la madre.

Uno de los puntos más controvertidos es la transmisión por la leche materna. El virus ha sido aislado en la leche materna pero existen pocos casos en los que se especula que la vía de transmisión sea ésta. Sin embargo, en la actualidad se recomienda evitar la lactancia materna en países desarrollados donde es posible encontrar un sustituto adecuado.

España es el país europeo con la tasa más alta de transmisión materno-fetal del VIH, debido al gran número de mujeres en edad fértil portadoras del VIH5. Las madres suelen estar infectadas por ser UDVP o por serlo su pareja, y en países como el nuestro donde el número de UDVP es mayor es donde más se evidencia la transmisión vertical del VIH.

 

4.5. TRANSMISIÓN POR INOCULACIÓN ACCIDENTAL

El riesgo de transmisión por exposición accidental (pinchazo) varía entre 0,3% y 0,4% según estudios. También se han descrito casos de infección tras contacto con piel dañada o mucosas. Sin embargo, el número global de casos por esta vía es ínfimo, y la mayoría de los contagios pueden evitarse si se toman unas medidas de seguridad mínimas.

 

4.6. CÓMO NO SE TRANSMITE EL VIH

Al iniciarse la epidemia del SIDA surgió un miedo irracional a contagiarse por el contacto directo, e incluso indirecto, con estos enfermos.

Hoy sabemos que la contagiosidad del VIH es muy baja (hasta 100 veces inferior que el virus de la hepatitis B).

Aunque el VIH ha sido aislado de prácticamente todas las secreciones humanas (lágrimas, saliva, orina, heces, etc), tan sólo la sangre y el semen, y en menor proporción, los fluidos vaginales y la leche materna, han sido directamente implicados en la transmisión de la enfermedad. No se ha demostrado que el contacto casual con el resto de secreciones pueda producir el contagio del VIH (1).

Respecto a los contactos intrafamiliares, no se ha comunicado ningún caso claro de contagio entre los familiares del paciente que no tuvieran comportamientos de riesgo.

Si el virus no se transmite entre familiares, es mucho menos probable que lo haga entre los compañeros de trabajo. Hay que resaltar que el virus no se transmite a través de la tos, estornudos, al hablar, al estrechar la mano, al abrazar, e incluso al besar. Tampoco lo hace a través de los fomites que han estado en contacto con el enfermo: alimentos, ropa, compartir cuarto de baño, aseos, etc.

Sin embargo, es necesario evitar aquellos objetos que puedan entrar en contacto con sangre y mucosas como la maquinilla de afeitar, el cepillo de dientes, material de peluquería, depilación, etc. (1,5,6).

No está demostrado que el VIH pueda transmitirse por picaduras de insectos. Se ha demostrado que el VIH no se replica en el interior de los insectos. El SIDA afecta fundamentalmente a individuos entre 20 y 49 años de edad, y esta discriminación por edad no se daría si los insectos fueran vectores de la enfermedad. Además, si los artrópodos fueran capaces de transmitir la enfermedad, sería de esperar un incremento de casos intrafamiliares, sobre todo en individuos que viven en condiciones de hacinamiento, hecho que no se produce (6).

Muchos de los casos que aparecen en las estadísticas epidemiológicas denominados como «sin factor de riesgo identificado» son aquellos en los cuales no se dispone de información respecto al grupo de riesgo al que pertenecen, por haber fallecido antes de averiguarlo, por negación del paciente o por haber desaparecido durante el seguimiento (6).


BIBLIOGRAFÍA

  1. Delgado A. Manual S.I.D.A. 2» Edición. Bilbao. 1993. OMC:1-18
  2. Mann JM, Welles SL. Global aspects of the HIV epidemic. DeVita VT, Hellman S, Rosenberg SA et al. (Eds). AIDS: Etiology, Diagnosis, Treatment and Prevention. 3rd Edition. Philadelphia. J.B. Lippincott Company 1992:89-98
  3. Weekly Epidemiological World Record 1995; 27:193-194
  4. Vall M, Miret M, Casabona J. Epidemiología de la infección por el VIH. Mecanismos de transmisión y su prevención. Med Integral 1994;23:271-279
  5. Soriano V, Leal M. Estrategias para la prevención de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana. Rev Clin Esp 1995;195:701-707
  6. Lifson AR. Transmission of the human immunodeficiency virus. En: DeVita VT, Hellman S, Rosenberg SA et al (Eds). AIDS: Etiology, Diagnosis, Treatment and Prevention. 3rd Edition. Philadelphia. J.B. Lippincott Company 1992:111-120

 

 

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