HISTORIA Y HUMANIDADES

La primera succión de la catarata

MURUBE J


Ammar Al-Mausilí fue un famoso médico y oculista, nacido en la segunda mitad del siglo X, probablemente en Mosul (Al-Mausilí, significa «el de Mosul»), cuando Iraq era, junto a Al-Andalus, el crisol de la cultura mundial. Al-Mausilí viajó por Persia, Armenia, Kurdistán, Arabia, Siria, Palestina y recaló largo tiempo en El Cairo, a principios del siglo XI. Allí escribió su obra conocida «Libro Selecto sobre la Ciencia Ocular» (1).

Tras una larga experiencia operando cataratas por reclinación con aguja metálica maciza, Al-Mausilí ideó una aguja hueca para succionar la catarata. Esta aguja para succión también es metálica. Consta de dos partes en una sola pieza continua: una punta de longitud similar a la de la falangeta del dedo pulgar, y un mango de longitud igual al ancho de la mano o algo más. La punta es trifacetada y tiene en cada una de las tres facetas un agujero que conecta con el lumen hueco de la aguja. Este lumen sigue todo el eje del mango y desemboca en el extremo distal de éste. Debido al lumen hueco, la aguja de succión tiene un diámetro algo mayor que la maciza.

Para la intervención de succión de la catarata, el paciente se ponía de cuclillas frente al cirujano oculista, que se sentaba algo más alto. El cirujano pinchaba con una lanceta la esclerótica del paciente situada detrás de la base del iris. Después retiraba la lanceta, e introducía por el orificio abierto la punta de la aguja de succión, avanzaba por detrás del iris, alcanzaba la parte superior del cristalino, y lo reclinaba hacia abajo hasta dejar la pupila negra y ver en ella el extremo de la aguja. Rompía la cápsula, colocaba un agujero de la punta trifacetada en contacto con la abertura capsular y ordenaba al ayudante que chupase fuerte y reiteradamente por el extremo externo de la aguja hueca (pues él debía permanecer atento a manipular y mantener in situ la punta de la aguja). A continuación, cuando el cirujano consideraba terminada o abortada la intervención, extraía lentamente la punta de la aguja.

Junto a la evidencia de estas descripciones, queda a nuestra imaginación si el procedimiento fue útil para extraer las masas en cataratas blandas juveniles, o para cataratas morgagnianas, y si alguna vez pudo arrancar y extraer la cápsula vacía, o si en la mayoría de los casos sólo chupaba algo del cortex fragmentado y dejaba el resto de la catarata batido fuera del área pupilar.

Un siglo antes de la obra de Al-Mausilí, Razhes (2), (c. 860-930 AD), de Baghdad, había escrito que el greco-romano Antyllus, del siglo II-III AD, citó y criticó negativamente que algunos cirujanos oculistas de su época puncionaba el ojo con aguja metálica maciza, la retiraban, y por esta vía introducía una varilla hueca de vidrio para succionar la catarata. No está claro si la cita de Al-Rhazes es original o es un añadido de algún copista posterior a Al-Mausilí.


BIBLIOGRAFÍA


  1. Al-Mausilí, A. Kitab al-Muntajab fi Ilm al-Ain (Libro Selecto sobre Oftalmología). circa 1010 AD. Manuscrito de El Escorial (No. 894. Traducción de Hirschberg J, 1905) y Manuscrito de El Cairo (copia circa 1150. Traducción de A. Taimar Pasha).

  2. Al-Razhes, M. Kitab al-Hawi fi’t Tibb (Libro del Contenido de Medicina) circa 920 AD). (Copia y traducción de Farag ben Salem, 1279).