EDITORIAL


La reflexión y la consulta oftalmológica


Está claro que los denominados actos médicos en oftalmología, van desde la simple inspección hasta técnicas muy sofisticadas, en general la mayoría de éstos se van a realizar, salvo los quirúrgicos, en la consulta oftalmológica. El tiempo que se necesita para ello depende no solo de su complejidad, sino también de otros muchos factores, ya que en gran parte se necesita la colaboración activa de los pacientes y aunque la tecnología nos ha ayudado mucho a resolver la calidad de ellos, no hemos conseguido disminuir demasiado el tiempo empleado en su realización. De otro lado la presión asistencial en los centros públicos, asociada a una gran presión economicista de los órganos de dirección de los distintos hospitales, obliga a ver más enfermos en el mismo horario de trabajo para disminuir las listas de espera, esto hace que en nuestras consultas habituales tomemos decisiones de gran importancia para la salud visual del paciente en escasos minutos. Pero éste no es un mal que afecte sólo a la sanidad pública, sino también a la medicina de las aseguradoras privadas, debido a la no revisión de sus baremos desde hace muchos años obligan al oftalmólogo a realizar visitas cada 10 minutos para poder mantener un nivel digno de ingresos. Las compañías también están encantadas con ello, no entienden que su gasto, tanto en la Seguridad Social como en estas sociedades de seguros médicos, se incrementa no sólo con los posibles errores diagnósticos, sino también, en la cantidad de visitas suplementarias que se generan y la medicación innecesaria que se evitaría con un tiempo adecuado para cada enfermo. Sólo las cada vez más reducidas consultas privadas parecen aun de momento librarse de esta vorágine en la toma de decisiones médicas.

Es curioso cómo en situaciones de urgencia oftalmológica nos tomamos mucho más tiempo en la exploraciones y toma de decisiones que en las visitas no urgentes en la que al menos teóricamente tenemos más tiempo para llegar a un diagnóstico adecuado y sobre todo para decidir qué tratamiento es el más idóneo. En los centros donde se puede, no siempre es posible, hemos ido relegando actos médicos a otro tipo de profesionales sanitarios para abaratar costes y conseguir en esos 10-15 minutos compensar el límite de tiempo en nuestras exploraciones, no cabe ninguna duda que, salvo honrosas excepciones, hemos disminuido nuestra calidad asistencial, que por supuesto debe ser aceptada por nuestra sociedad. Como no siempre ocurre así, el medico debe tener conciencia del problema y exigir el adecuado nivel de calidad para mejorar la atención a sus pacientes y además por los posibles problemas legales que le pudieran acarrear estos hechos.

La importancia de una buena anamnesis, exploración completa, cicloplejía y tiempo de reflexión para toma de decisiones es básico en calidad y menos costoso en términos puros económicos que la actual situación; a nadie le extraña que cuando uno acude a una consulta de un abogado, éste se tome su tiempo en escucharnos, nos dé unos informes preliminares y nos diga en general que se tiene que estudiar el caso para plantear la solución correcta en varias visitas, pues cuanto más en salud, en los que los problemas son siempre más importantes que cualquier litigio. De no cambiar la situación acabaremos en sanidad, como en la justicia, con dos tipos de ciudadanos, unos con abogado defensor de turno y otros por su poder adquisitivo, con abogado personal.

Creemos pues que hay que dignificar la visita médica y sus actos revindicando un tiempo adecuado para su realización y toma de decisiones no sólo para mejorar su calidad, que es obvio, sino también para mejorar su rendimiento económico que tanto preocupa a nuestros próceres sanitarios. Cuantas veces en una exploración de rutina de un paciente que no ve operado de cataratas, que acude a una segunda opinión, el único problema es que no está ni bien ni mal graduado, o que ante un paciente que acude por conjuntivitis le decimos que sí, que tiene una irritación crónica, pero que si nadie le ha visto la papila, porque está con un glaucoma manifiesto.

Parece pues urgente no sólo disminuir las listas de espera sino también mejorar la calidad asistencial dotando del tiempo necesario a la consulta médica, La oftalmología tiene unas características comunes con el resto de la medicina, pero también unas anotaciones muy específicas de su especialidad que implica algunos cambios con respecto a la práctica habitual médica. El tiempo mínimo necesario par las visitas oftalmológicas es fácil saberlo y seria muy útil que la Sociedad Española de Oftalmología tomara cartas en el asunto para definir los parámetros mínimos de calidad en nuestra disciplina. Nos lo agradecerán los pacientes y nosotros estaremos más tranquilos

Prof. Dr. M.A. Zato Gómez de Liaño
Catedrático de oftalmología