SEMINARIO DE CASOS CLÍNICOS


Cuerno cutáneo palpebral

VICO-RUIZ E1, SANTOS-BUESO E2, TROYANO-RIVAS JA1, ROMO-LÓPEZ A1, GARCÍA SÁNCHEZ J2

Unidad de Anejos Oculares. Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico San Carlos. Madrid.
1 Licenciado en Medicina y Cirugía.
2 Doctor en Medicina.


RESUMEN

Introducción: El cuerno cutáneo es una lesión poco frecuente a nivel palpebral. Aunque dado su aspecto llamativo raramente pasa desapercibido, lo más importante cuando estemos ante él es un correcto diagnóstico anatomopatológico para conocer su naturaleza benigna o maligna y así poder adoptar una adecuada actitud terapéutica.

Caso clínico: Se expone el caso de un varón de 73 años que presenta una tumoración en el tercio externo del párpado superior izquierdo de 3 meses de evolución con aspecto macroscópico de un cuerno cutáneo y que tras ser biopsiado resultó ser un carcinoma epidermoide.

Palabras clave: Cuerno cutáneo, tumores palpebrales.


INTRODUCCIÓN

El cuerno cutáneo es una neoplasia queratósica de forma cilíndrica que se caracteriza porque su altura es mucho mayor que el tamaño de su base de ahí su semejanza a un cuerno animal.

Se trata de una lesión poco frecuente que se forma a partir del acúmulo de material queratinizado compacto procedente de las capas más superficiales de la piel.

Es más frecuente en la raza caucasiana y en personas mayores, siendo la edad media de presentación los 73 años (1) aunque se han descrito casos en todos los grupos de edad, incluso en niños (2).

Puede desarrollarse a partir de una gran variedad de tumoraciones epidérmicas de forma que la neoplasia basal puede ser benigna, premaligna o maligna. Yu RC y col encontraron en su serie de 643 cuernos cutáneos que el 38,9% presentaban en su base una lesión maligna o premaligna y el 61,1% procedían de lesiones benignas (3). Por su parte Bart y col encontraron que en el 44% del los pacientes había una lesión maligna subyacente (4).

Aunque el cuerno cutáneo no tiene especial predilección por un sexo (1) la probabilidad de encontrar como lesión subyacente una de carácter maligno o premaligno si es mayor en el sexo masculino que en el femenino (5), sobre todo si son individuos de avanzada edad.

Derivan siempre de tumores epidérmicos (6) y pueden aparecer sobre cicatrices cutáneas.

La tumoración que con más frecuencia subyace a un cuerno cutáneo es la queratosis seborreica.

Haciendo una distinción en función de la naturaleza de la lesión entre las neoplasias benignas, las que con mayor frecuencia producen cuernos cutáneos son la queratosis seborreica y la verruga vulgar (7); entre las premalignas la queratosis actínica y entre las malignas el carcinoma de células escamosas y el epitelioma basocelular (8).

Sin embargo, es muy amplio el espectro de posibles tumoraciones asociadas a un cuerno cutáneo entre las cuales podemos encontrar: Queratosis folicular invertida, molluscum contogiosum (9), nódulos calcificados subepidérmicos (10), queratosis arsenical, adenomas sebáceos (11), enfermedad de Bowen, tricolemomas , queratoacantomas (12), histiocitomas, metástasis de carcinoma renal (13), carcinomas sebáceos, tumor de células granulares, sarcoma de Kaposi y melanomas malignos (14).

  

CASO CLÍNICO

Paciente varón de 73 años que es remitido a consulta por presentar una tumoración palpebral de 3 meses de evolución.

A la exploración presenta:

AVL: 0,8 en AO.

BMC: Catarata nuclear en evolución en AO de 1 +. Neoplasia en tercio externo del párpado superior izquierdo con base redondeada de la que protuye una excrecencia en forma de cono de aspecto queratinizado compatible clínicamente con un cuerno cutáneo (fig. 1).


Fig. 1: Cuerno cutáneo. Aspecto previo a la biopsia de la lesión.

PIO: 16 mmHg AO.

FO: Sin alteraciones significativas.

Tras explicar al paciente el carácter de la lesión, se decide intervenir para biopsia diagnóstica. En un primer momento se realiza una extirpación del componente queratínico del cuerno y en la base se hace una biopsia incisional.

La anatomía patológica informó que se trataba de un cuerno cutáneo sobre un carcinoma epidermoide bien diferenciado.

Se propone al paciente una nueva cirugía con finalidad terapéutica por lo que se realiza bajo anestesia local la extirpación de la neoplasia del párpado superior izquierdo resecando toda la lamela anterior del tercio externo del párpado (fig. 2). Los resultados anatomopatológicos confirmaron los hallazgos de la primera biopsia y demostraron que los márgenes de la pieza estaban libres de tumor. Hasta la fecha actual la lesión no ha recurrido y los resultados estéticos fueron bastante satisfactorios (fig. 3).


Fig. 2: Extirpación del cuerno mediante resección de la lamela anterior del tercio externo palpebral.


Fig. 3: Aspecto postoperatorio inmediato del paciente.

  

DISCUSIÓN

El «cuerno cutáneo» no es más que un concepto que trata de describir el aspecto de una tumoración pero que no hace referencia a la lesión subyacente a partir de la cual se ha desarrollado.

Según E Copcu y col el 60% de los cuernos cutáneos son neoplasias benignas, no obstante siempre debemos tener presente la posibilidad de que pueda existir una lesión maligna o premaligna subyacente (12).

Suele aparecer en áreas expuestas al sol, así es más frecuente en zonas como la oreja, la espalda, el antebrazo, dorso de las manos, cuello, hombros, pecho, cara y dentro de ella es más habitual en la nariz, el labio y los párpados (12) siendo su incidencia algo mayor en el párpado superior que en el inferior (1).

La exposición solar prolongada es el factor etiológico más importante en la patogénesis del cuerno cutáneo de ahí que en la mayoría de los casos los individuos que presentan cuernos cutáneos tengan otro tipo de lesiones cutáneas, como queratosis actínicas, en otras partes del cuerpo. Asimismo, según las series de algunos autores existen casos de pacientes con cuernos cutáneos que presentan antecedentes de otros tipos de canceres cutáneos (4). Para Spira and Rabonovitz los individuos con estos antecedentes tienen más probabilidades de que la lesión subyacente del cuerno sea de carácter maligno o premaligno (15).

Se han descrito como factores de riesgo de la presencia de lesiones malignas o premalignas en la base de los cuernos cutáneos los siguientes (3):

1. La edad. Yu RC y col encontraron que la edad media de los pacientes con neoplasias malignas y premalignas subyacentes era 8,9 años mayor que la de los pacientes con lesiones benignas.

2. El sexo masculino también presentó una mayor incidencia de tumoraciones malignas y premalignas en la base del cuerno cutáneo.

3. Localización: El 70% de todas las lesiones premalignas se localizaron en la nariz, espalda, manos, cuero cabelludo, antebrazo y cara. Un cuerno cutáneo localizado en uno de estos sitios tenía 2,1 veces más probabilidades de tener en su base una lesión premaligna que los cuernos cutáneo de cualquier otra parte del cuerpo.

4. Geometría de la lesión. Las neoplasias con base ancha o poco alta tienen más probabilidades de proceder de tumoraciones premalignas

A nivel palpebral, Mencía-Gutiérrez E y col encontraron en una serie de 48 cuernos cutáneos que el 77% se asociaban con lesiones benignas, el 14,6% con premalignas y un 8,3% con malignas (8). Según García Sandoval de los cuernos cutaneos extirpados en su serie de un total de catorce, 6 casos eran queratosis actínicas, 5 eran verrugas vulgares, 2 fueron queratosis seborreica y 1 caso fue una enfermedad de Bowen (1).

Para el correcto diagnóstico del cuerno cutáneo es imprescindible un estudio anatomopatológico de la base de la lesión que es la que nos va a definir su carácter benigno o maligno.

Cuando la dermis está afectada es característico encontrar degeneración elastósica y células inflamatorias bajo la epidermis patológica (6).

Desde el punto de vista del tratamiento en la mayoría de los casos lo que se suele realizar es en un primer momento la extirpación del cuerno y de la lesión basal incluyendo un rodete de epidermis sano para poder obtener un diagnóstico anatomopatológico. En función de la naturaleza de la lesión y del compromiso de los bordes quirúrgicos será necesario una reintervención para erradicar completamente el resto de neoplasia.

En conclusión, el cuerno cutáneo es una lesión que no nos puede pasar desapercibida. Lo más importante cuando estemos ante ella es ser conscientes de la posible existencia de una lesión maligna o premaligna subyacente por lo que es fundamental la realización de una biopsia que nos permita llegar al diagnóstico certero para adoptar la medidas terapéuticas oportunas en función de los hallazgos.


BIBLIOGRAFÍA


  1. García Sandoval B, Requena L, Sarasa Corral JL. Tumores epiteliales benignos del párpado. In: Aliseda Perez de Madrid D. Cirugía Oncológica de los párpados. Navarra: EUNSA; 1999; 33-53.

  2. Souza LN, Martins CR, De Paula AMB. Cutaneous horn occurring on the lip of a child. Int J Paediatric Dentistry 2003; 13: 365.

  3. Yu RC, Pryce DW, Macfarlane AW, Stewart TW. A histopathological study of 643 cutaneous horns. Br J Dermatol 1991; 124: 449-452.

  4. Bart RS, Andrade R, Kopf AW. Cutaneous horns. A clinical and histopathologic study. Acta Derm Venereol 1968; 48: 507-515.

  5. Akan M, Yildirim S, Avci G, Akoz T. Xeroderma pigmentosum with a giant cutaneous horn. Ann Plast Surg 2001; 46: 665-666.

  6. D´Hermies F, Gerolami-Favreul I, Meyer A, Morel X, Halhal M, Sam H et al. A cutaneous horn of the free margin of the eyelid and anatomical and clinical observation. J Fr Ophthalmol 2003; 26: 534-537.

  7. Gould JW, Brodell RT. Giant cutaneous horn associated with verruca vulgaris. Cutis 1999; 64: 111-112.

  8. Mencia-Gutierrez E, Gutierrez-Diaz E, Redondo-Marcos I, Ricoy JR, Garcia-Torre JP. Cutaneous horns of the eyelid: a clinicopathological study of 48 cases. J Cutan Pathol 2004; 31: 539-543.

  9. Thappa DM, Laxmisha C. Cutaneous horn of eyelid. Indian Pediatr 2004; 41: 195.

  10. Ferry AP. Subepidermal calcified nodules of the eyelid. Am J Ophthalmol 1990; 15; 109: 85-88.

  11. Thornton CM, Hunt SJ. Sebaceous adenoma with a cutaneous horn. J Cutan Pathol 1995; 22: 185-187.

  12. Copcu E, Sivrioglu N, Culhaci N. Cutaneous horns: are these lesions as innocent as they seem to be? World Surg Oncol 2004; 2: 18.

  13. Peterson JL, McMarlin SL. Metastatic renal-cell carcinoma presenting as a cutaneous horn. J Dermatol Surg Oncol 1983; 9: 815-818.

  14. Spira J, Rabinovitz H. Cutaneous horn present for two months. Dermatol Online J 2000; 6: 11.

  15. D'Hermies F, Gerolami-Favreul I, Meyer A, Morel X, Halhal M, Sam H et al. A cutaneous horn of the free margin of the eyelid: an anatomical and clinical observation. J Fr Ophtalmol 2003; 26: 534-537.