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¿Tiene futuro la medida de la histéresis corneal?

MALDONADO MJ1

1 Doctor en Medicina. Clínica Universitaria de Navarra.


El conocimiento de nuevos parámetros que evalúen la biomecánica corneal despierta un singular interés en los oftalmólogos por varios motivos, entre ellos: 1) su información puede resultar muy relevante para indicar y evaluar tratamientos de degeneraciones ectásicas de la córnea como son el queratocono, el queratoglobo o la degeneración pelúcida marginal, 2) el valor de nuevas estimaciones biomecánicas de la córnea puede acercar mejor a la medida de la presión intraocular verdadera por métodos no invasivos obviando así el artefacto que la córnea pueda aportar en la medida, 3) además, la córnea, como una parte más del globo ocular puede quizás demostrar un valor predictivo de las características de la lámina cribosa y de este modo erigirse en factor de riesgo independiente para el desarrollo del glaucoma, y 4) el conocimiento de características biomecánicas intrínsecas a la córnea puede alumbrar mejor la clasificación de pacientes candidatos a una técnica debilitante para la córnea, como es la cirugía sustractiva con láser excimer, evitando otros factores de confusión.

Este último punto se refiere al caso, no poco común, en el que un paciente portador de lentes de contacto durante más de una década se acerca al oftalmólogo para una valoración encaminada a poderse intervenir de cirugía queratorrefractiva. Las córneas de estos pacientes suelen mostrar endotelios con un cierto agotamiento por el estrés metabólico crónico debido a la hipoxia asociada al porte de la lente de contacto y tienden a presentar consecuentemente medidas paquimétricas que reflejan no sólo el grosor primario de la córnea, sino además el aumento del mismo debido al polimegetismo y pleomorfismo celular. De este modo, podemos estar clasificando una córnea como suficientemente gruesa cuando en realidad no lo es tanto. O dicho de otro modo, la consideración de la paquimetría como único índice de resistencia corneal puede ser errónea por la interacción de otros factores de confusión que habitualmente no se consideran en la práctica clínica.

Por todo lo anterior resulta de capital importancia disponer de otros parámetros de la biomecánica corneal, a ser posible inmunes o, al menos, relativamente independientes del grosor corneal, que puedan asistir al oftalmólogo en los ámbitos antes referidos.

En este sentido, la introducción de la estimación de la histéresis corneal en la práctica clínica está generando una cierta expectación, probablemente bien fundada. En el número de abril de este año ha aparecido en la revista American Journal of Ophthalmology el trabajo dirigido por el Dr. Wang, afiliado a la Universidad de Rochester, que aporta resultados relevantes a este respecto.

Los autores indujeron edema corneal en pacientes que se adaptaron una lente de contacto y cerraron simultáneamente el ojo para privar a la córnea de óxigeno y modificar así su grosor corneal transitoriamente. Antes y después de la inducción experimental de edema corneal los autores tomaron medidas seriadas de paquimetría sin contacto, utilizando un OCT modificado, y de la histéresis corneal, factor de resistencia corneal, presión intraocular de no contacto y corregida por la córnea, todas ellas mediante el «Ocular Response Analyzer» (ORA, de Reichert).

Los resultados mostraron que tras un aumento medio del 13% de la paquimetría mediante inducción de edema corneal, la histéresis corneal no se modificó significativamente con respecto a las medidas basales. Tampoco la medida de la presión intraocular corregida por la córnea sufrió apenas variaciones significativas. Sin embargo, tanto el factor de resistencia corneal como la medida de la presión intraocular de no contacto convencional aumentaron significativamente en consonancia con el aumento paquimétrico.

El análisis de estos resultados invita a pensar que efectivamente estamos ante un parámetro biomecánico con personalidad propia, la histéresis corneal. Como cabría esperar, no porque el estroma corneal presente un grado algo mayor de hidratación, la integridad estructural de la córnea ha de ser mayor. Sin embargo, la valoración de la paquimetría per se, habría conducido en este grupo de pacientes a una sobre estimación superior al 10% de un «referente» que diariamente está siendo considerado como parámetro fundamental, casi único, por ejemplo, para indicar, cirugía queratorrefractiva en todo el mundo.

Por otro lado, resulta esperanzador el hecho de que la medida convencional de la presión intraocular de no contacto variara de modo significativo y paralelo al aumento paquimétrico y no tanto así la medida de la presión intraocular corregida por valores corneales: toda vez que el ORA utiliza la medida de la histéresis corneal, y no la paquimetría, para corregir la medida de la presión intraocular.

El tiempo lo confirmará, pero es mi impresión que estamos ante un nuevo descriptor de parámetros biomecánicos corneales independientes de los hasta ahora utilizados; principalmente la paquimetría corneal. La fiabilidad —repetibilidad— de este nuevo parámetro, tal y como lo obtiene el ORA, ha de ser validada y la aplicación práctica del mismo más estudiada en los campos que reseñamos al inicio de esta reflexión. No obstante, si tuviera que decantarme en este momento, diría: «sí, la medida de la histéresis corneal tiene mucho futuro».


BIBLIOGRAFÍA


  1. Lu F, Xu S, Qu J, Shen M, Wang X, Fang H, Wang J. Central corneal thickness and corneal hysteresis during corneal swelling induced by contact lens wear with eye closure. Am J Opthalmol. 2007; 143: 616-22.