HISTORIA Y HUMANIDADES


Historia y leyenda de Santa Otilia

COTALLO JL1, ESTEBAN M2

1 Médico oftalmólogo. Instituto de Oftalmología Láser de Cáceres.
2 Médico Oftalmólogo. Sepúlveda


Tres son las santas relacionadas con curaciones milagrosas de las enfermedades de los ojos: Santa Lucía, Santa Clara y Santa Otilia. La más conocida en nuestro entorno es Santa Lucía, hija de Siracusa (Sicilia), martirizada en torno al año 304 d.C y venerada en los países latinos.

Sin embargo, en la región de Alsacia y en Alemania es la figura de Santa Otilia, la venerada como patrona de los enfermos de la vista.

  

HISTORIA DE SANTA OTILIA

Otilia fue la hija primogénita del duque Adalrico (señor de Alsacia) y de su esposa Beresbinda, emparentada con San Léger. Deseoso de un hijo varón, el duque ordenó que la matasen al enterarse de que era una niña, y que además había nacido ciega.


Fig. 1. Representación de Santa Otilia en el Altar mayor del Convento de la ciudad de Lüneburg (Alemania), alrededor del año 1500.

Para salvarla de la muerte, la madre la entregó a una sirvienta, quien un año después la conduciría al convento de Palma (posiblemente el convento de Baume-les-Dames cerca de Besançon) para que la criasen las monjas.

Unos años más tarde, el obispo Erhard de Regensburg tuvo una visión en la que Dios le indicaba que debía ir a dicho convento para bautizar a una niña, que vivía con las hermanas. Al tocar con el santo óleo los ojos de la niña, ésta recuperó la visión, y el obispo le dio el nombre de Otilia, que significa «hija de la luz».

Mientras tanto había nacido el segundo hijo de Adalrico, varón en esta ocasión para gran contento del duque. Al alcanzar la juventud, y enterado de la existencia de Otilia, su hermano Hugo la llevó de vuelta a casa, lo que le costó la muerte a manos de su padre en un arrebato de violencia.

Otilia fue acomodada entre la servidumbre y poco a poco la fama de su bondad se extendió por el castillo. Con el tiempo, Adalrico suavizó su relación con ella, y permitió que viviese en la zona noble del castillo con el resto de la familia.

Al llegar a la mocedad, su padre decidió prometerla en matrimonio, pero Otilia que había hecho votos en secreto, escapó, refugiándose en un monte de la Selva Negra, próximo a Friburgo de Brisgobia.


Fig. 2. Vidriera de la Catedral de Estrasburgo (Francia) en la que se representa a Santa Otilia.

Allí construyó con sus propias manos un pequeño altar, para sus oraciones, del que brotó un manantial. La fama de Otilia se extendió por la zona, siendo cada vez mayor el número de enfermos que peregrinaban en busca de sanación, ya que se decía que las aguas del manantial curaban las enfermedades de los ojos.

Al crecer su fama, su existencia terminó por llegar a oídos de su padre el duque, y éste ordenó a sus soldados que la condujesen ante su presencia. Cuando la tuvo ante sí, Adalrico se convenció finalmente de su santidad, le regaló el castillo de Hohenburg para que Otilia lo transformase en un convento, del que sería abadesa (la primera mujer que dirige un convento de la orden benedictina), y que llegará a contar con 130 religiosas.

La difusión de las curaciones milagrosas de Santa Otilia hizo que muchos enfermos peregrinasen hasta su monasterio. El difícil acceso a éste, obligó a la Santa a fundar un hospital en la base de la montaña. Hacia el año 700 fundó al lado de este hospital un nuevo monasterio, llamado Niedermunster, que rivalizaría con el de Hohenburg, llegando a inventarse un falso testamento de la santa en la lucha por la primacía.


Fig. 3. Interior de la Iglesia de Santa Otilia en las cercanías de Friburgo de Brisgovia (Alemania).

El 13 de diciembre del año 720 murió en la iglesia de San Juan Bautista, que ella misma había construido en Hohenburg. Su cuerpo se conserva en este templo, que con el tiempo se convirtió en un lugar de peregrinación para toda la región de Alsacia, y su festividad se celebra el 13 de diciembre, el mismo día pues que la de Santa Lucía.

  

EL CULTO A SANTA OTILIA

Los primeros documentos que atestiguan este culto aparecen ya en el s. IX, y se trata de unas letanías del monasterio Benedictino de San Emmeran de Retisbona. En el s. X el nombre de Otilia aparece en otras dos letanías, en el obispado de Freising y en el de Utrecht. También figura en algunas copias del Martirologio de Florus de Lyon (primera mitad s. IX).

Una de sus sucesoras en el convento de Hohenburg, la abadesa Herrad von Landsberg (1167-1195) representa la historia de Santa Otilia en los cuadros de su «Hortus deliciarum».

Santa Otilia fue canonizada en el s. XI por el Papa León IX, y en 1946 el Papa Pío XII la nombra patrona de Alsacia. El convento de Hohenburg (llamado hoy Odilienberg o Mont Saint Odile) se convirtió en centro de peregrinación para los alsacianos.

Se la representa con el hábito de abadesa benedictina (orden a la que pertenecía), con un libro en la mano (Sagradas Escrituras o regla benedictina), sobre el que aparecen dos ojos, a semejanza de los de Santa Lucía sobre la bandeja.

  

OTRAS LEYENDAS RELACIONADAS CON LA SANTA

En la ciudad de Praga existe una versión diferente de la vida de la santa, en la cual se cuenta que ella misma se arrancó los ojos cuando intentaron llevarla a Inglaterra a petición de un rey que había oído hablar de su belleza. Más tarde, Otilia recuperaría la vista gracias a un milagro.

En Alsacia se cuenta que sintiendo próxima la muerte, Otilia envió a sus monjas a otra iglesia de la región. Al regreso éstas encontraron a la santa ya fallecida, sin haber recibido el viático, por lo que pidieron a Dios que la resucitase. Al hacerlo, Otilia les dijo que la habían apartado de la dulce compañía de Santa Lucía, pero obediente comulgó para luego abandonar esta vida definitivamente.

La devoción a esta santa está muy arraigada en Alsacia y en Alemania. En una pequeña iglesia construida en las proximidades de Friburgo, sobre el altar que edificó Otilia con sus propias manos, el manantial de aguas milagrosas sigue siendo visitado por aquellos enfermos que esperan una curación de su mal ocular.