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Papel de la educación en Oftalmología para los nuevos Grados de Medicina

MALDONADO MJ1, COCO MARTÍN MB2, LÓPEZ-MIGUEL A3

IOBA, Universidad de Valladolid.
1 Doctor en Medicina.
2 Doctora en Ciencias de la Visión.
3 Máster en Ciencias de la Visión.


¿Cómo se van a formar en Oftalmología los futuros médicos que resulten de los nuevos Grados de Medicina? Esta pregunta le interesa al oftalmólogo en una doble vertiente, tanto la del potencial formador de las futuras generaciones de Médicos de Atención Primaria, como la del estado en el que el paciente llegue a sus consultas, que dependerá en gran medida, de cuál haya sido la actuación del profesional de la Medicina General y Comunitaria, así como de otras especialidades médicas que le hayan intervenido con anterioridad.

El Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) se desarrolló con el objetivo de intentar estandarizar las Enseñanzas Universitarias determinando un marco donde se desarrollaran las competencias del saber y del saber hacer en cada área de conocimiento. La formación universitaria en Medicina no es una excepción y el Grado en Medicina se ha diseñado e implantado de acuerdo con dichas directrices europeas, haciendo especial hincapié en las competencias del saber hacer que cada alumno de grado debe adquirir. Dicha política educativa afecta directamente a la asignatura de Oftalmología, que no solo tiene como objetivo la adquisición por parte del alumno, del conocimiento teórico de las diferentes afecciones oculares y su respectivo tratamiento, sino también, el desarrollo de ciertas habilidades clínicas que permitan al futuro profesional de la salud actuar de forma correcta ante diversas alteraciones oculares comunes en el trascurso de su carrera profesional, especialmente en el área de atención primaria. En España las competencias que debe adquirir un médico de atención primaria en el área de Oftalmología están descritas en el Libro Blanco del Grado de Medicina, aprobado por la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad), quien evalúa las propuestas de planes de estudio efectuadas por cada Universidad española.

Sin embargo, en el Reino Unido, es el denominado «General Medical Council» quien vela por la adecuada formación de los estudiantes de Medicina estableciendo unos estándares mínimos de conocimiento. Al contrario de las nuevas propuestas de educación impulsadas en España dentro del EEES, dicho Comité no considera necesaria la inclusión del «Practicum» de Oftalmología dentro del programa troncal o «Core Curriculum» del Grado de Medicina, según el último documento del año 2009 (1). Sin embargo, una adecuada evaluación ocular es necesaria dentro de lo que se consideraría un examen completo, ya que existen numerosas enfermedades sistémicas con manifestación ocular, como pueda ser la hipertensión arterial, la arteritis de la temporal o la diabetes mellitus; a la vez que otras enfermedades oftalmológicas que pueden llegar a causar ceguera, y que le pueden llegar antes a un Médico de Atención Primaria que a un oftalmólogo, como pueda ser un ataque agudo de glaucoma. Algunas son muy comunes y son consultadas en primer término al médico de familia, pudiendo llegar a implicar una pérdida visual a corto o largo plazo si no son diagnosticadas y tratadas adecuadamente (2,3). Además, un examen físico completo de prevención de la enfermedad también debería incluir el sistema visual.

Con el objetivo de determinar la existencia y el tipo de formación en Oftalmología que estaban recibiendo los alumnos de Medicina del Reino Unido, Baylis O et al.1 han publicado recientemente los resultados de una encuesta de evaluación en 29 facultades. A pesar de que el Practicum de Oftalmología no es actualmente obligatorio, el 79% de las facultades lo tienen incorporado, aunque en el 50% de los casos se combinaba con otras especialidades como Otorrinolaringología. La medida de días de duración del Practicum era de 7,6 (Rango: 3,5-15) en aquellas facultades donde se realizaba. Principalmente consistía en el aprendizaje basado en problemas a través de sesiones intensivas o talleres («workshops») diseñados con pacientes previamente seleccionados. La metodología de evaluación igualmente variaba bastante habiendo casos donde no se evaluaba; y solamente en el 38% de los facultades encuestadas existía un examen práctico.

El coste emocional, social y económico de la ceguera es realmente elevado, sobre todo cuando se asocia a pérdida de la independencia para las actividades de la vida diaria (4). La alta prevalencia de enfermedades oculares, así como de patologías causantes de pérdida de visión que podrían prevenirse con un adecuado diagnóstico y tratamiento, nos obliga a plantear la importancia de la formación y la práctica en este campo, por lo que el Médico de Atención Primaria y/o el especialista no oftalmólogo, juega un papel muy relevante en el manejo de pacientes con patología visual y su formación debería ser la más adecuada posible. La atención que dispensan muchos oftalmólogos se sitúa en el contexto de consultas especializadas a las cuales acceden los pacientes después de haber pasado por el cuidado de Médicos de Atención Primaria y de otras especialidades; sea en el marco de un servicio de urgencias o fuera de él.

Es de esperar que una educación bien dirigida hacia detectar patologías prevenibles o en las que el diagnóstico precoz resulte clave (para remitir el paciente al oftalmólogo oportunamente), facilite el mejor resultado posible de la terapéutica ocular; lo que está en el beneficio de todos. Como también lo está el que los pacientes puedan recibir una sospecha diagnóstica a través de múltiples síntomas y signos oculares por los que muchas enfermedades sistémicas debutan. Así mismo, en muchos servicios de urgencias en los que se carece de la posibilidad de una primera actuación de un oftalmólogo, la atención apropiada del resto de los profesionales de la Medicina será crucial. Por lo tanto, tal y como apuntan Baylis y colaboradores, todos los futuros profesionales de los Grados de Medicina, deberán recibir una formación básica en Oftalmología que no solo comprenda algunos conceptos teóricos, sino también prácticos, y esto es algo que no solo no se debe dejar al arbitrio de las distintas facultades y sistemas formativos nacionales, sino se debe potenciar hasta un nivel aceptable para cualquier profesional de la Medicina de Familia y Comunitaria en Europa.

En el Libro Blanco del título de Grado en Óptica y Optometría publicado por la ANECA se define un cierto papel en la atención primaria de la salud visual para el Óptico Optometrista. En España, existe un hábito consolidado a través de los años de que el paciente acuda al profesional de Medicina Familiar y Comunitaria en primera instancia para cualquier dolencia. Por lo tanto, bien haremos en formar eficazmente a nuestros estudiantes del Grado de Medicina para que desempeñen en el futuro también un papel determinante en la atención primaria de la visión. Su colaboración con una remisión más temprana y de un número mayor de pacientes con patología hacia el oftalmólogo a través del diagnóstico de sospecha, y la actuación juiciosa en las urgencias que les lleguen en primera instancia, redundarán en una mejor salud visual de la población española; algo que pacientes y oftalmólogos seguro agradeceremos.


BIBLIOGRAFÍA


  1. Baylis O, Murray PI, Dayan M. Undergraduate ophthalmology education – A survey of UK medical schools. Medical Teacher 2011; 33: 468-471.

  2. Dart J. Eye disease at a community health centre. BMJ 1986; 293: 1477-1480.

  3. Sheldrick JH, Vernon SA, Wilson A.. Study of diagnostic accord between general practitioners and an ophthalmologist. Br Med J 2002; 304: 1096-1098.

  4. Meads C, Hyde C. What is the cost of blindness? Br J Ophthalmol 2003; 87: 1201-1204.