CAPÍTULO 17

OJO SECO POR EXPOSICIÓN AMBIENTAL

Encarnación Mateos Sánchez


Siendo el mar lacrimal de volumen escaso y teniendo una gran superficie de contacto con la atmósfera, no es raro que los polutantes ambientales actúen con intensidad sobre él.

La acción de los polulantes se hace principalmente sobre la capa lípida, ya directamente, descomponiendola ya individualmente, depositándose sobre el margen palpebral y produciendo una blefaritis. Con menos intensidad actúa sobre la secreción mucosa, y aún con menos, sobre la serosa.

En ausencia de otra patología, la exposición o un ambiente inapropiado puede o no desencadenar síntomas de ojo seco. En presencia de una patología xeroftálmica ligera (blefaritis, lentillas de contacto), la asociación con una agresión ambiental puede iniciar un cuadro de ojo seco, que aisladamente, ninguna de las dos causas manifestaría. En presencia de una evidente patología de ojo seco, la agresión ambiental exacerba el cuadro.

 

A. AMBIENTES ABIERTOS

En ambientes abiertos, especialmente en ciudades muy industriales, con gran tráfico motorizado y en invierno con gran número de calefacciones encendidas, se produce una fuerte polución , especialmente notoria cuando no hay viento y el aire queda estancado.

Las fuertes brumas fotoquímicas atmosféricas alcanzan principalmente a ciudades que ocasionalmente reúnen algunas de estas circunstancias, como Los Ángeles de California (Sapse et al 1968) y Tokyo (Okawada et al 1977, Harada 1977).

Los principales oxidantes vertidos al aire son el ozono (O3), óxido nítrico (NO), peróxido de nitrógeno (NO2), trióxido de nitrógeno (NO3), dióxido de azufre o anhídrido sulfuroso (SO2) y tetraóxido o peróxido de azufre (SO4). Otros importantes polutantes atmosféricos son la acroleína, el formaldehido, el nitrato de peroxiacetilo y el nitrato de peroxipropionilo. El nivel de alarma se alcanza cuando la concentración de polutantes oxidantes de la atmósfera alcanza a 0'15 partes por millón.

Entre las alteraciones del mar lacrimal que produce la polución ambiental hay un descenso del pH lacrimal (Kawase et al 1965) y de la lisozima lacrimal (Pietsch 1972, Harada et al 1977)

 

B. AMBIENTES CERRADOS

En ambientes cerrados, como domicilios, oficinas, escuelas y cabinas de avión, generalmente hay productos químicos ambientales característicos que se tratan de eliminar con un sistema de aire acondicionado. Ambas cosas -la polución química y la corriente de aire- producen disminución de las capas lípida y acuoserosa de la película lacrimal, y consecuentemente un síndrome oficinario de sequedad ocular (Franck 1986, Franck 1991, Norn 1992, 1993), trastornos nasales (congestión, sequedad, epistaxis), sequedad de piel, fatiga, cefaleas, etc, que ha sido llamado "sick building syndrome" (Kreiss 1989). Los factores que han sido involucrados son la sequedad ambiental bajo el 30%, temperaturas moderadamente altas, CO2, CO, N, productos de limpieza, emisiones de los muebles, emisiones de suelos y paredes, hongos y bacterias del sistema de ventilación, humo de tabaco, etc. El humo de tabaco, según Basu 1977, disminuye grandemente la estabilidad de la película lacrimal.

Según Roth 1996, el 20-30 % de las personas con ojo seco se quejan de padecer sus síntomas en el lugar de trabajo.

Para ampliar este tema, ver capítulo 35.