BLEFARORRAFIA MEDIAL La blefarorrafia medial es estéticamente bastante
acepetable, pues teniendo la zona tapada (carúncula, plica semilunar) una coloración
rosada, más parecida a la de los párpados que a la de la conjuntiva bulbar, su
ocultación por la blefarorrafia no es muy ostensible.
No haremos mención de las blefarorrafias
mediales que sueldan los bordes palpebrales desde su ángulo medial y se extienden
lateralmente un número menor o mayor de milímetros, porque son técnicas generales de
oculoplástica. Sólo haremos mención a dos técnicas específicas de la dacriología,
como son la blefarorrafia prepunctal y la blefarorrafia punctal.
Blefarorrafia prepunctal (Murube
1995). Tras infiltración regional o local de la parte medial de los párpados con
anestesia con epinefrina, se hace una incisión de 3 mm de largo y 2 mm de profundidad
paralela al borde del párpado y justo por delante del punto lacrimal. Los dos extremos de
esta incisión se continúan con dos incisiones hacia adelante creando así un colgajo. El
procedimiento es repetido en el párpado contra-altitudinal, justo frente al colgajo
tallado en el primer párpado (figura 42-1A).
Los dos colgajos son afrontados por sus
caras cruentas y suturados uno contra el otro (figura 42-1B). Para evitar que durante el
proceso de cicatrización se desgarren las suturas de la blefarorrafia prepunctal, se
añade una blefarorrafia central temporal con una sutura almohadillada de colchonero que
se mantiene durante 10-14 días.
Figura 42-1. Blefarorrafia
prepunctal. A, Incisión de sendos colgajos cutáneos en los bordes palpebrales, por
delante de los puntos lacrimales, con base de rotación anterior. B, Vista sagital,
mostrando la sutura de los colgajos entre sí (Tomado de Murube J. En: Boyd BF. Atlas de
Cirugía Ocular. Highlights of Ophthalmology. Panamá. V. II, pp 232-233).
La blefarorrafia prepunctal cierra casi
totalmente el lago lacrimal (figura 42-2) reduciendo la superficie expuesta en
aproximadamente 25 mm2. Además baja el párpado superior aproximadamente 1 mm a nivel de
la córnea, reduciendo aún más la fisura interpalpebral. Cuando la blefarorrafia medial
se une a una lateral de 3 mm, el párpado superior desciende aproximadamente 2 mm.
Figura 42-2. Aspecto de un ojo
al que se hizo una blefarrorrafia punctal unos meses antes.
Blefarorrafia punctal (Murube
1995). Esta blefarorrafia consigue la aproximación de los párpados, ocluyendo al mismo
tiempo los puntos lacrimales. Se extirpa de cada borde palpebral una fina lamela
rectangular de tejido cutáneo de 3 mm de largo en direción medio-lateral, por 2-2'5 mm
de ancho en dirección anteroposterior (figura 42-3A). Las dos lamelas, una en cada
párpado, deben quedar afrontadas entre sí, e incluir en su interior su punto lacrimal.
Para ello, el corte anterior debe seguir el borde libre del párpado, justo por detrás
del nacimiento de las pestañas, y el corte posterior debe ser paralelo al anterior e
inmediatamente por detrás de la arista posterior del párpado, en el inicio de la
conjuntiva, para pasar por dentrás del punto lacrimal. Los extremos de las dos cortes son
unidos con dos nuevas incisiones, anteroposteriores, paralelas entre sí. La profundidad
del tejido removido incluye el epitelio y un poco de corion subyacente, hasta que aparezca
sangre (figura 42-3B).
Como el punto lacrimal inferior es de
localización más lateral que el superior, el del inferior debe quedar un poco lateral en
la superficie cruenta y el superior un poco medial.
Despues se cosen las dos superficies
cuentas, empezando por los bordes posteriores y siguiendo por los anteriores (figuras 42-3
C y D). Se pueden dar suturas absorbibles o bien suturas transfixiantes que unen las zonas
deseadas pero se anudan en la cara anterior del párpado, y que se retiran a los 10-14
días. La inmovilidad de los párpados durante este tiempo puede asegurarse con una
blefarorrafia temporal del centro de los párpados, con un punto de colchonero sobre
almohadillas (figura 42-3E).
La blefarorafia punctal, ademas de
reducir la hendidura palpebral, ocluye los puntos lacrimales (figura 42-3F).
Figura 42-3. Blefarorrafia
punctal. A Delimitación de las áreas a escindir, incluyendo los puntos lacrimales. B,
Extirpación de las láminas previamente delimitadas, incluyendo epitelio y una pequeña
cantidad de corion. C, Sutura entre sí de las dos superficies cruentas, empezando por los
labios posteriores y siguiendo por los anteriores. D, Cumplimiento de las suturas
interpalpebrales. E, Colocación de una sutura de aproximación con almohadillas. F,
Estado de la blefarorrafia punctal unos meses después.
BLEFAROPTOSIS PROVOCADA
Se evierte el párpado superior y se
corta la conjuntiva a lo largo del borde tarsal superior. Se desinserta el músculo tarsal
superior (de Müller) y se vuelve a coser la conjuntiva (Murube 1995).
Un descenso del párpado superior de 1 mm
reduce la fisura palpebral, y por tanto la exposición del mar lacrimal, en
aproximadamente 30 mm2. La mayoría de los dacriólogos sólo recomiendan esta cirugía
cuando existe una retracción del párpado superior o una proptosis ocular excesiva por
hipertiroidismo, alta miopía u otra razón.
RESTABLECIMIENTO DE LA CONGRUENCIA
PÁRPADO/OJO
Hay muchas condiciones oculares, tales
como lagoftalmos, ectropion, entropion, colobomas palpebrales, grandes bulas filtrantes,
pterygiones, etc., que provocan incongruencia párpado/ojo, y con ello ojo seco tantálico
o real. La solución de cada una de estas situaciones pertenece al campo de la cirugía
reconstructiva, más que al de la lacrimal, aunque ello provoque un beneficio
dacriológico. No haremos aquí exposición de estas técnicas quirúrgicas.
BLEFARORRAFIA LATERAL
La superficie del mar lacrimal expuesto
oscila entre 1'5 y 2'5 cm2. Una moderada blefarorrafia puede aminorarla, sin gran
deterioro estético. Una gran blefarorrafia puede ser necesaria en los casos graves.
A lo largo del pasado y presente siglo se
han publicado muchas variedades de blefarorrafia lateral. La más simple es la
eliminación de una lamela del borde libre de ambos párpados a lo largo de los
milímetros deseados, seguida de la sutura entre sí de ambos párpados. Una técnica más
segura es hacer en el borde libre de cada párpado una incisión en T con su tramo largo
siguiendo la línea gris del párpado y su tramo transverso atravesando el párpado desde
su cara dérmica a la conjuntival. Estas incisiones deben tener 2 mm de profundidad. Los
colgajos de borde libre así creados se cosen con sus homólogos del otro párpado, es
decir, los dos internos entre sí, y los dos externos entre sí. Después, el ojo debe
permanecer cerrado durante 10-14 días, bien mediante un parche oclusor, bien mediante una
sutura almohadillada interpalpebral.
La blefarorrafia lateral no aumenta el
menisco lacrimal cantal, pero reduce la superficie ocular expuesta y por tanto la
evaporación. La longitud de la blefarrorrafia puede variar desde unos 2 mm en los casos
más ligeros, a dejar sólo descubierta la pupila en los casos más graves
CISTERNOPLASTIA
Cisternoplastia es la creación de una
cavidad en el canto lateral que aumente la retención de lágrima natural y de lágrimas
artificiales, prolongando su acción en el ojo. Aunque sensu stricto es una blefarorrafia,
pues une entre sí los dos párpados contra-altitudinales aunque sólo sea en su
superficie anterior, realmente lo que se pretende con ella no es disminuir la fisura
palpebral, sino crear un receso que aumente la cisterna natural y la retención de
lágrima natural o artificial.
Figura 42-4. Cisternoplastia. A.
Una lámina de margen palpebral es despegada en el ángulo lateral de ambos párpados,
dejando fijos sus límites anteriores. B, Los dos colgajos resultantes se rotan hacia
adelante, y sus bordes posteriores se cosen entre sí. (Tomado de Murube J. En: Boyd BF.
Atlas de Cirugía Ocular. Highlights of Ophthalmology. Panamá. V. II, p 235).
La técnica quirúrgica se inicia
haciendo una infiltración anestésica local o regional de la parte lateral de los
parpados. Se pueden depilar los 3 milímetros laterales de ambos párpados, para trabajar
más cómodamente. La primera técnica publicada (Murube 1993b, 1995) se hace de la
siguiente forma: Se levanta en cada párpado una lamela de los 2 mm laterales del borde
libre de cada párpado, de l mm de profundidad. Estas dos lamelas, una en cada párpado,
se dejan unidas a la piel del párpado, que servirá de bisagra. Las dos lamelas se rotan
y cosen entre sí por su borde cruento, dejando sus caras epitelizadas hacia el exterior y
sus caras cruentas hacia el interior, fomando una cavidad hacia el márgen palpebral. En
la cavidad se deja suturada una microtorunda durante los 10-14 días en que los párpados
deben quedar inmóviles. Queda así una neocisterna (figura 42-5) con una capacidad que
multiplica varias veces la preexistente (figura 42-6).
Figura 42-5. Cisternoplastia. A,
al término de la intervención, y B, unos meses después.
Figura 42-6. Tinción de la
cisterna lacrimal con fluoresceína. A, antes de la cisternoplastia. B, Después de la
cisternoplastia.
Como esta modalidad de blefarorrafia a
menudo falla, y ante el éxito de retención de lágrima cuando se consigue crear un
receso estable, hemos ensayado diversos procederes (Murube 1996e), como es despegar un
colgajo pediculado de la piel vecina al canto lateral, doblar sobre sí los 3finales de
forma que quede tapizado de epitelio por ambas caras y, arrastrándolo hacia adelante,
coserlos por sus bordes superior e inferior a dos incisiones hechas a lo largo de la
arista anterior del margen de ambos párpados (figura 42-7).
Figura 42-7. Cisternoplastia por
arrastre de piel del canto lateral. A, aspecto a los meses de la operación. B, retención
lacrimal en la neocisterna.
Una cisterna lacrimal natural pueden
contener de 0'1 a 1'5 m l de lágrima; la cisternoplastia puede aumentar varias veces esta
capacidad, por lo que la retención de lágrima natural o artifical se hace mucho mayor,
permitiendo aumentar el tiempo entre instilación e instilación. La técnica es fácil de
ejecutar, y los resultados son estéticamente imperceptibles. |