ACTUALIZACIÓN  EN  CIRUGÍA  OFTÁLMICA  PEDIÁTRICA

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PARTE 1. SEGMENTO ANTERIOR

CAPÍTULO 4

QUERATOPRÓTESIS PEDIÁTRICA

Jesús Peralta Calvo, José Abelairas Gómez, Ernesto Sánchez Jacob, Álvaro Arbizu Duralde, José M.ª Fernández Guardiola

Generalmente se considera la queratoprótesis como una medida extrema (1,2), a la que se recurre en el caso de queratopatías severas bilaterales, con escaso pronóstico para la supervivencia del injerto (gupo 4 de Buxton (3): supervivencia inferior al 50%).

La queratoplastia penetrante pediátrica (QPP) tiene que afrontar frecuentemente el reto de queratopatías de mal pronóstico. La decisión quirúrgica debe tomarse según una serie de principios expuestos en el capítulo precedente, valorando especialmente la actitud de los padres.

En la actualidad creemos que puede intentarse inicialmente la queratoprótesis en ciertos casos tales como las causticaciones severas o las esclerocórneas con escleralización corneal total. En estos ojos la QPP presenta un pronóstico mínimo de supervivencia, opacificándose en un breve espacio de tiempo en la mayoría de los casos. Parece ser que las nuevas queratoprótesis, de materiales con mayor biocompatibilidad, presentan una mejor tolerancia, cursando su postoperatorio con menos complicaciones que en los modelos antiguos (4-8). Es preciso informar escrupulosamente a los padres sobre las posibilidades y riesgos del procedimiento. También deben conocer que si fracasara la queratoprótesis definitivamente, podría intentarse una QPP, aunque cabe la posibilidad de necesitar un procedimiento de urgencia en el caso de una extrusión.

Describimos el procedimiento de inserción de una queratoprótesis intraestromal en un caso de esclerocórneas bilaterales severas (figura 1). La técnica quirúrgica es análoga a la descrita en el capítulo de la QPP. Señalaremos los matices diferentes.

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Figura 1. Esclerocórnea severa.

1. Peritomía: Tiene la finalidad de permitir una correcta exposición del limbo.

2. Disección lamelar en la mitad del espesor corneal: Este tipo de queratoprótesis no se fija a los tejidos epiesclerales o corneales, sino que se ancla en el espesor corneal. Debe disecarse toda la superficie corneal (figura 2).

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Figura 2. Disección lamelar en la mitad del espesor corneal.

3. Recolocación del colgajo corneal y trepanación del orificio visual: Tras recolocar y suturar el colgajo, se procede a la trepanación de un orificio de 4,5 mm de diámetro, similar al de la óptica (figura 3).

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Figura 3. Recolocación del colgajo corneal y trepanación del orificio visual, empleando un trépano de 4,5 mm de diámetro.

4. Procedimientos adicionales: Puede ser necesaria una facoaspiración, que en un paciente pediátrico debe acompañarse de vitrectomía anterior (figura 4).

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Figura 4. Facoaspiración y vitrectomía.

5. Inspección de la queratoprótesis y pretratamiento con alcohol etílico al 95%: La queratoprótesis empleada (BioKproII, FCI®) tiene un háptico de politetrafluoroetileno expandido (PTFE-e) (figura 5) cuyo fin es otorgarle mayor biocompatibilidad. La óptica es de PMMA. El PTFE-e requiere un pretratamiento con alcohol.

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Figura 5. Queratoprótesis mostrando háptico de PTFE-e y óptica de PMMA: a) antes de la reconstitución; b) después.

6. Inserción de la queratoprótesis y fijación: Se emplean puntos de nylon de 9/0 que atraviesan háptico y el estroma corneal, tanto anterior como posterior al háptico (figuras 6 y 7).

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Figura 6. Inserción de la queratoprótesis.

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Figura 7. Fijación de la queratoprótesis y cierre de la incisión corneal.

7. Sutura corneal periférica y cierre de la peritomía: Se prefiere cubrir parcialmente la óptica de la queratoprótesis (figura 8).

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Figura 8. Cierre de la peritomía.

El resultado estético es muy llamativo (figura 9), pero los resultados funcionales a largo plazo son desconocidos, esperándose cualquier tipo de complicación en su evolución postoperatoria.

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Figura 9. Aspecto en el postoperatorio precoz.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Dohlman CH. Keratoprosthesis. In: Krachmer JH, Mannis MJ, Holland EJ eds: Cornea. Surgery of the cornea and conjunctiva, vol III, St Louis: Mosby-Year Book; 1997; 1.855-1.863.
  2. Barron BA. Prosthokeratoplasty. In Kaufman HE, Barron BA, Mc Donald, Waltman SR eds.The cornea. New York: Churchill Livingstone; 1988; 787-803.
  3. Buxton JN, Buxton DF, Westphalen JA. Indications and contraindications (of penetrating keratoplasty). In: Brightbill FS editor: Corneal surgery: theory, technique and tissue, 2.ª ed. St Louis: Mosby; 1993: 77-88.
  4. Kirkham SM, Dangel ME. The keratoprosthesis: improved biocompatibility through design and surface modification. Ophthalmic Surg 1991; 22: 455-461.
  5. Legais JM, Renard G, Parel JM, Salvodelli M, Pouliquen Y. Keratoprosthesis with biocolonizable microporous fluorocarbon haptic. Preliminary results in a 24-patient study. Arch Ophthalmol 1995; 113: 757-763.
  6. Legais JM, Dubraix I, Briat B, Renard G, Pouliquen Y. Second generation bio-integrated keratoprosthesis. Implantation in animals. J Fr Opthalmol 1997; 20: 42-48.
  7. Caldwell DR. The soft keratoprosthesis. Trans Am Ophthalmol Soc 1997; 95: 751-802.
  8. Wu XY, Tsuk A, Leibowitz HM, Trinkaus-Randall V. In vivo comparison of three different porous materials intended for use in a keratoprosthesis. Br J Opthalmol 1998; 82: 569-576.

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