30.1. ASPECTOS CLÍNICOS
30.2. TRATAMIENTO
30.1. ASPECTOS CLÍNICOS
La mayoría de las manifestaciones oculares del segmento posterior en los pacientes VIH, se caracterizan por la presencia de un foco infeccioso activo de diferente origen (CMV, Herpes zóster, toxoplasma, etc).
La uveítis intermedia en el curso de la enfermedad por VIH, definida ésta como vitritis y turbidez vítrea sin presencia de un foco retinocoroideo originario de la misma y sin una etiología claramente infecciosa imputable, es un hecho infrecuente. Los casos descritos hasta la fecha resultan insuficientes para establecer de manera definitiva las características de esta enfermedad.
La intensidad de la vitritis es muy variable, desde sólo ser detectada por biomicroscopía (fig. 1), hasta dificultar la visualización de los detalles del fondo (fig. 2). Normalmente es de intensidad moderada a severa.
Aunque puede ser unilateral es más frecuentemente bilateral. De curso crónico y prolongado, permaneciendo incluso períodos de 6 meses o más sin cambios, o presentando discretos y lentamente progresivos empeoramientos de la visión.
Asocian de manera inconstante reacción inflamatoria mínima en cámara anterior, y eraramente precipitados queráticos granulomatosos.
No existen nunca focos retinocoroideos o en la papila, y angiográficamente se han encontrado ocasionalmente difusiones perivasculares sectoriales (vasculitis angiográfica) (fig. 3), sin asociarse en ningún caso edema macular.
La agudeza visual es variable desde percepción de luz a 5/10.
En algunos casos se ha objetivado una constricción marcada de los campos visuales (fig. 4) y un electrorretinograma (ERG) (fig. 5) muy atenuado o sin respuesta (1). En otros casos, el campo visual es casi normal, y sólo están ligeramente alteradas las respuestas escotópicas en el ERG. Estos hallazgos sugieren la presencia de una disfunción retiniana importante y extensa.
Se ha sugerido que estaría causado directamente por el propio VIH, y sería la equivalencia oftalmológica de la encefalitis VIH, al haberse encontrado partículas virales similares al VIH en la retina humana de pacientes con SIDA (2).
En uno de los casos se cultivó el VIH en muestra de humor acuoso, respondiendo clínicamente al tratamiento antirretroviral (zidovudina) (3).
En todos los casos se excluyen otros diagnósticos (sífilis, toxoplasmosis, herpes, etc.) incluso utilizando técnicas sofisticadas (PCR en humor acuoso, etc.) (4).
Está por establecer si todos estos casos aislados representan una misma entidad o no.
El hecho de que uno de los casos con vitritis y vasculitis angiográfica asociada fuera la primera manifestación del SIDA en una mujer infectada por el VIH tipo 2, obliga a incluir el despistaje del VIH en todo paciente con una uveítis intermedia típica (5).
30.2. TRATAMIENTO
No responden a tratamientos antivíricos contra la familia herpesvirus (ganciclovir), y sí la mayoría aunque de manera variable a inyecciones subtenonianas de corticoides, corticoides orales y terapia antirretroviral (zidovudina).
BIBLIOGRAFÍA