Introducción


Cuando hace cuatro años los miembros de la Sociedad Española de Oftalmología nos dieron la opción de presentar la Ponencia del año 1999, pensábamos equivocadamente, que el mayor desarrollo de la cirugía vitreorretiniana ya había concluido y que pocas cosas aún se podrían mejorar.

Sabemos que las primeras vitrectomías por la pars plana se realizaron al principio de los años 70, después de los trabajos de Robert Machemer. Posteriormente un rápido desarrollo en la instrumentalización y enfermedades tratables amplían el espectro de indicaciones y se mejoran los resultados. Recordemos la mejoría de los vitrectomos, de instrumentos motorizados, electromagnéticos y pesados a impulsados por aire que son muy ligeros y producen un mínimo movimiento en el terminal. El intercambio de líquido por aire nos proporcionó la reaplicación pneumática de la retina y la posibilidad de introducir mezclas de gases pesados, que producen un taponamiento más prolongado. La endofotocoagulación con láser la comenzamos a utilizar desde su introducción en el año 83 con la primera serie de instrumentos. A partir de 1989 cambió considerablemente la endofotocoagulación con el láser con diodo, que emite longitud de onda cercano al infrarrojo y crea cicatrices suficientes, tanto para la ablación retiniana como para hacer coriorretinopexia. El láser de diodo tiene una consola de pequeño tamaño, transportable, que no requiere sistema de refrigeración especial. Por su eficacia y facilidad en el uso, se impuso definitivamente en la última década.

Se reconsideró el uso del aceite de silicona durante toda la década de los ochenta, ya que antes se utilizó con otro propósito y, actualmente, es un instrumento que utilizado como taponador temporal o permanente, se obtienen unos buenos resultados reconocidos por los cirujanos.

El perfluorocarbono líquido se comenzó a utilizar en el año 1987 y en el año 1988 tuvimos el privilegio de utilizarlo primero para extender la retina en el desgarro gigante y, posteriormente, con el mismo propósito, en la vitreorretinopatía proliferativa y en los traumatismos oculares.

En el año 1992 se comienza a utilizar los sistemas de campo amplio de una forma convencional al reconocer los beneficios de la visión panorámica por una parte, y por otra, la mejoría en las lentes de contacto y los inversores colocados en el microscopio. La visualización con estos sistemas de campo amplio proporciona una buena visión con gas, incluso en el fáquico o pseudofáquico.

Durante la década de los 80 y la de los 90, se siguen mejorando los instrumentos mecánicos intraoculares, tanto las pinzas como tijeras, así como los instrumentos multifunción. Muchos en la actualidad son desechables, favoreciendo el buen funcionamiento de los instrumentos en cada intervención.

Sorprendentemente, algunas enfermedades tienen soluciones que hasta hace pocos años eran incurables. El agujero de la mácula es quizá el mejor ejemplo del avance de esta cirugía. Actualmente se consiguen unos niveles de mejoría visual que nadie había sospechado hace años. Pero las indicaciones siguen avanzando y la translocación macular ha ido tomando espacio en las indicaciones quirúrgicas. Todavía estas técnicas están en desarrollo y lo conoceremos más profundamente en pocos años. La endoscopía se está también mejorando y permite observar regiones que no son accesibles con los instrumentos y lentes convencionales, como es: detrás del iris, cuerpo ciliar y regiones vecinas. La endoscopía es ocasionalmente utilizada en casos de medios opacos.

Otro capítulo se dedica a los tumores, se citan las indicaciones y la técnica de la endorresección de los melanomas de la coroides. Técnicas en la que nuestra experiencia es única ya que pocos oncólogos oculares han estado formados en esta especialidad quirúrgica.

La buena organización del área quirúrgica y los avances en el control del enfermo con nuevas drogas, permiten acortar el tiempo quirúrgico y realizar las intervenciones con anestesia local. Un capítulo se dedica a la organización del área quirúrgica y otro a los procedimientos anestésicos experimentados por nosotros. Aunque algunos pueden considerarlos fuera de contexto, se han incluido por el interés suscitado por los colegas visitantes de nuestro Centro.

En esta Ponencia, en suma, se trata de explicar de una forma clara las experiencias personales con las patologías vitreorretinianas clásicas que se han ido mejorando, y otras intervenciones que se han empezado a realizar en los últimos años. Algunas de ellas están aún en fase de investigación. En los capítulos han participado cirujanos de este Institut de Microcirurgía Ocular de Barcelona. También han colaborado profesionales de otras instituciones, especialmente de la Ciudad Sanitaria y Universitaria del Valle de Hebrón de Barcelona.

Este libro pretende ser una continuidad de algunas obras que trataron problemas similares en la larga trayectoria de esta Sociedad. Así, en 1905, el Dr. Menacho presentó la ponencia sobre "Cuerpos extraños intraoculares". Posteriormente, en 1912 el Dr. Castresana explica el "Tratamiento médico-quirúrgico del desprendimiento de la retina". El Dr. Costi, en 1934, presenta su trabajo sobre "Biomicroscopía del vítreo", en 1956 el Dr. Palomar Palomar nos muestra las "Manifestaciones oculares de la diabetes". El Dr. Clement, en 1966, la "Fisiología y patología del vítreo". En 1968, el Dr. Olivella nos presenta la "Fotocoagulación como tratamiento en Oftalmología". En 1970, el Dr. Sánchez-Salorio enseña sobre las "Retinopatías vasculares". En 1974, el Dr. Piñero Carrión se ocupa del "Tratamiento del desprendimiento de retina". En el año 1982, el Dr. Muiños trata sobre el tema de la "Cirugía del vítreo". La "Angiografía fluoresceínica y láser" fue presentado por F. Gómez Ulla y B. Corcóstegui en el año 1988, y en 1992 el Dr. Fernández-Vigo presentaba la ponencia sobre "Diabetes ocular". Todas estas ponencias anteriores marcan un camino en esta Sociedad, dándole tradición y calidad. Pero el imparable avance médico hace de ellas al cabo del tiempo, parte de la historia. Esta pasará a la historia y es muy probable que rápidamente, porque ahora reconocemos que los avances en la patología vitreorretiniana siguen produciéndose, y los instrumentos y técnicas actuales van a ser superados en los próximos años.

Esperamos que el objetivo de este libro pueda cumplirse cuando llegue a las manos de a quienes va dirigido, que son las personas que se interesan en esta patología, que tengan con él una guía práctica de actuación, más que un libro de consulta para rarezas. El cuidado de los editores de Audiovisual y Marketing, S.L., que bajo la tutela de José García-Sicilia han puesto su excelente trabajo en la edición, no poniendo ningún límite a la inagotable frase aplicable a todas las profesiones "aún se puede mejorar". La Compañía Ciba-Visión nos ha ayudado para que este libro tuviera toda la calidad que hemos podido darle y que, sin su ayuda, no se podría haber realizado. Las ilustraciones son del Dr. José M.ª Rafart (Tet), cuya colaboración y entendimiento viene favorecida por su condición de oftalmólogo y buen conocedor de la cirugía vitreorretiniana. Su disposición y talento en simplificar las maniobras quirúrgicas queda ilustrada en este libro.