CASOS CLÍNICOS

Un caso clínico de retinosquisis juvenil

Dres. Peris C1, Martínez-Costa R2, Rodríguez Salvador V1, Aviñó JA1

Servicio de Oftalmología. Hospital Universitario La Fe. Valencia.
(1) Licenciado en Medicina y Cirugía.
(2) Doctor en Medicina y Cirugía.


Introducción

El término retinosquisis hace referencia a la formación de un quiste intrarretiniano debido a la separación de las capas de la retina. En el caso de la retinosquisis congénita, esta separación suele ocurrir a nivel de la capa de las fibras nerviosas (1) (a diferencia de la retinosquisis senil o adquirida en la que suele ocurrir a nivel de la capa plexiforme externa). En la hoja interna de la cavidad formada suelen desarrollarse múltiples agujeros retinianos (2).

La retinosquisis juvenil fue descrita por primera vez por Haas en 1898 (3). También se le llama congénita debido a que se supone que la anormalidad retiniana en estos pacientes está probablemente presente desde el nacimiento (4). Otros autores la denominan ligada al cromosoma X o al sexo debido a que su forma de transmisión más frecuente es la recesiva ligada a X. Es una patología extraña unilateral con un patrón de herencia recesiva ligada a (5, 6, 2 ), viéndose afectos, por tanto, varones jóvenes. Se han descrito casos raros de herencia autosómica (7). Se trata de una enfermedad congénita pero puede no detectarse hasta varios años después desde el nacimiento.

Clásicamente consiste en cambios quísticos en forma de estrella en la fóvea y en retinosquisis periférica (2). Los cambios maculares presentes explican la pérdida de visión que aparece en edades tempranas en los individuos afectos (1). La retinosquisis periférica está presente en el 50% de los casos (2,4,5) y supone una mayor pérdida de visión y la aparición de complicaciones como la hemorragia vítrea y el DR (2). Podemos encontrar también anomalías en la vascularización retiniana, en el epitelio pigmentario y en el vítreo (4). El diagnóstico se basa en la clínica, la perimetría, la ecografía en modo B y los estudios electrofisiológicos como los potenciales evocados visuales (PEV) y el ERG (2).


Caso clínico

Paciente varón de 27 años de edad que acude al servicio de oftalmología del Hospital "La Fe" de Valencia en junio de 1996 por presentar pérdida de visión en la mitad inferior del campo visual y fotopsias en el ojo derecho (OD) desde hacía 2 meses.

No presentaba antecedentes personales patológicos evidenciables, ni sistémicos ni oftalmológicos, salvo astigmatismo hipermetrópico leve: +2 (-1,5x90°) OD, +3 (-1,75x90°) OI. Era el segundo de 3 hermanos y carecía de historia familiar oftalmológica positiva. La agudeza visual corregida del paciente al ingreso fue de 0,4 en el OD y 0,7 en el OI. En la exploración biomicroscópica del OD se observó una sinequia pupilar posterior (fig. 1). El resto de la exploración con la lámpara de hendidura fue normal. En el fondo de ojo se visualizó un despegamiento de tipo quístico en el OD que abarcaba la mitad inferior de la retina y sin afectación macular (fig. 2). La superficie de la retina levantada presentaba un aspecto liso, transparente y no existían las variaciones posicionales del DR. Se observaba un agujero retiniano a las 3 h rodeado de fibrosis y en la hoja externa de la cavidad (fig. 3). En el ojo contralateral se apreció un quiste retiniano de aspecto bulloso nasal superior (fig. 4). Se le realizaron pruebas complementarias, que incluían perimetría computerizada, ecografía en modo B y electrofisiológicas. La campimetría del OD mostró un defecto del campo visual inferior absoluto con un borde bien definido, siendo normal en el OI. Los resultados de la ecografía en modo B no fueron concluyentes, pues no hubo grandes diferencias en cuanto a la longitud axial de ambos globos oculares. Las pruebas electrofisiológica apoyaron el diagnóstico de retinosquisis. Los PEV con estímulo tipo pattern (P) fueron normales en ambos ojos, mientras que los resultados del ERG fueron los siguientes: al estimular con P, la amplitud de la onda b en el OD fue de 4,14 uV y en el OI de 6,41 uV. Es decir, la amplitud de la onda b en el OD estaba discretamente disminuida con respecto a la del OI. Al estimular con luz azul y blanca en condiciones escotópicas y luz blanca en condiciones fotópicas las respuestas obtenidas fueron de menor amplitud en el OD que en el OI (figs. 5-7).

f12-01.jpg (51736 bytes) Fig. 1

f12-02.jpg (30186 bytes) Fig. 2

f12-03.jpg (28513 bytes) Fig. 3

f12-04.jpg (21232 bytes) Fig. 4

f12-05.gif (3325 bytes) Fig. 5

f12-06.gif (2772 bytes) Fig. 6

f12-07.gif (5121 bytes) Fig. 7

Ante la sospecha de una retinosquisis, la evidencia del DR asociado y dada la sintomatología de este paciente se decidió intervenir quirúrgicamente el OD mediante peritomía posterior, cirugía extraescleral con cerclaje sectorial circunferencial, criopexia sobre el agujero de la retinosquisis y neumopexia (fig. 8). La cirugía cursó sin complicaciones, pero la recuperación de la agudeza visual no fue satisfactoria. Se le dio el alta y se le hicieron diversos controles periódicos. En el último control (9 meses tras la cirugía) la agudeza visual corregida era de 0,4 en el OD y 0,8 en el OI. El fondo de ojo no presentaba cambios significativos manteniéndose un quiste inferior voluminoso. Durante la cirugía, tras la colocación del procedimiento extraescleral sectorial se realizó drenaje transescleral a través del agujero externo, obteniéndose líquido claro y abundante. Pudo comprobarse al final de la cirugía el cierre perfecto del agujero externo con buena identación.

f12-08.jpg (29485 bytes) Fig. 8

 

Discusión

La retinosquisis ligada a X es una patología ocular infrecuente (5). Su expresión clínica es muy variable (1,5), de ahí la dificultad diagnóstica. De los dos tipos de retinosquisis diferenciados, el adquirido o senil es mucho más frecuente que el congénito o juvenil. Clínicamente suele ser asintomática, aunque puede manifestarse con disminución de la agudeza visual, alteraciones campimétricas, estrabismo o nistagmus. Esta sintomatología suele deberse a la existencia de complicaciones asociadas como el DR (5), que con más frecuencia es regmatógeno, o la hemorragia vítrea. El DR regmatógeno se debe a la presencia de agujeros retinianos y su frecuencia suele ser de 7,2% (5).

La retinosquisis congénita suele ser un proceso unilateral (8), a diferencia de la adquirida. Por su forma de herencia se ven afectos varones jóvenes (2,5), siendo las mujeres portadoras asintomáticas (6).

Con frecuencia se ve afectada la mácula, y la lesión más característica, no considerando la mácula, es la elevación de la capa interna de la retinosquisis con un gran agujero oval. En la retinosquisis ligada a X los agujeros son más grandes y más frecuentes en la capa interna que en la externa, en contraste con la retinosquisis adquirida, donde sucede todo lo contrario.

El diagnóstico de la retinosquisis congénita es básicamente clínico (2), apoyándonos en pruebas electrofisiológicas. Basándonos en ello debemos establecer el diagnóstico diferencial con diversas patologías como: el DR regmatógeno, la retinosquisis adquirida, la pars planitis, los quistes retinianos, las degeneraciones pigmentarias similares a la retinitis pigmentaria, DR exudativo asociado a microftalmos,...

En nuestro caso el diagnóstico diferencial se planteó básicamente con el DR regmatógeno, pues determinaba el tratamiento del paciente. Las exploraciones referidas anteriormente nos orientaban hacia el diagnóstico de retinosquisis por varias razones:

Otro diagnóstico diferencial se planteó con la retinosquisis adquirida (este es el término actual y se prefiere al término antiguo de retinosquisis senil, pues aunque generalmente afecta a personas mayores de 50 años, este tipo de retinosquisis puede encontrarse en pacientes entre 20 y 30 años).

La amplitud de la onda b suele ser normal en la adquirida, senil o degenerativa. Sin embargo, la característica reducción de la amplitud de la onda b en el ERG en relación a la onda a nos inclina a pensar que nos encontramos ante un cuadro de retinosquisis congénita con una degeneración difusa de la retina.

En cuanto al tratamiento de esta patología hemos de decir que es un tema controvertido. No sólo en cuanto a si se ha de adoptar una actitud conservadora ante el cuadro o no, sino también a que una vez decidido aplicar algún tipo de tratamiento, cuál es el más adecuado en cada caso. Son muchos los tratamientos propuestos en la literatura (2,11,12). En nuestro caso, y debido a que el paciente presentaba sintomatología manifiesta, decidimos adoptar una actitud agresiva y tratar su OD como si de un DR se tratase. Para la mayoría de los autores, si no existe pérdida o alteración de la agudeza visual, el tratamiento más recomendado es la observación y el control periódicos. En nuestro caso y pese a no conseguir mejoría en su agudeza visual creemos que la intervención quirúrgica fue la actitud más acertada para evitar la progresión de los síntomas.

Como conclusión diremos que nuestro paciente se trataba de un caso atípico de retinosquisis pues en él se imbricaban diversos signos que nos orientaban hacia los dos tipos de retinosquisis

Tras una valoración global del paciente y teniendo en cuenta que hubo una disminución de la amplitud de la onda b del ERG en el OD nos decantamos por la retinosquisis congénita. Hasta el momento actual, la prueba más definitiva para el diagnóstico de la retinosquisis es el ERG.

 

Resumen

La retinosquisis es una enfermedad congénita poco frecuente que puede no ser detectada hasta varios años más tarde. Clínicamente hay que hacer el diagnóstico diferencial con el desprendimiento de retina (DR), la retinosquisis adquirida, los quistes retinianos, la pars planitis, etc. Para establecer el diagnóstico hay que basarse en la clínica, la historia familiar y las pruebas electrofisiológicas, especialmente el electrorretinograma (ERG), donde aparece un patrón característico.

Presentamos un caso clínico de un varón de 27 años afecto de retinosquisis juvenil atípica. Se discute el diagnóstico diferencial y el tratamiento aplicado.

 

Palabras clave

Electrorretinograma, retinosquisis juvenil.

 

Summary

Retinoschisis is a rare congenital pathology that can be detected several years after birth. Clinically differential diagnosis includes retinal rhegmatogenous detachment, acquired retinoschisis, pars planitis, retinal cysts,... Correct diagnosis has to be based on clinical findings, positive familiar history and electrophysiological studies as well as the electroretinography, which typically shows a b-wave amplitude reduction. We present a case report of a 27 years-old patient who was affected of an atypical juvenile retinoschisis form. Differential diagnosis and treatment possibilities of this entity are discussed.

 

Key words

Electrorretinogram, juvenile retinoschisis.


Bibliografía

  1. Conway BP and Welch RB: X-chromosone-linked juvenile retinoschisis with hemorragic retinal cyst. Am J Ophthalmol 1977 Jun; 853-855.
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  3. Haas J: Ueber das Zusammenvorkommen von Veranderugen der Retina und Choroidea. Arch Augenheilkd 1898; 37: 343.
  4. Arden GF, Gorin MB, Polkinghorne PJ, Jay M, Bird AC: Detection of the carrier state of X-linked retinoschisis. Am J Ophthalmol 1988 Jun; 105: 590-595.
  5. Verdaguer J: Juvenile retinal detachment. Am J Ophthalmol 1982 Feb; 93: 145-156.
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  11. Ambler JS, Gass DM, Gutman FA: Symptomatic retinoschisis-detachment involving the macula. Am J Opthalmol 1991 Jul; 112: 8-14.
  12. Ambler JS, Meyers SM, Zegarra H, Gutman FA: The management of retinal detachment complicating degenerative retinoschisis. Am J Ophthalmol 1989 Feb; 107: 171-176.