EDITORIAL


Actualización en Oftalmología


La Oftalmología asistencial, investigadora y docente exige una actualización permanente como base obligada para establecer adecuados criterios de actuación. El Oftalmólogo ha de contar con las herramientas de información que aporten los conocimientos clínicos y de investigación de última hora destinados a construir, junto a su experiencia, una base de saber médico personalizada a partir de la cual pueda tomar decisiones fundamentadas en el plano científico y eficaces en la proyección sobre los resultados.

El ingente volumen de información que llega a nuestras manos en la actualidad crea una problemática de selección temática ante la imposibilidad de alcanzar la totalidad del contenido para un estudio exhaustivo; resulta obligado establecer una estrategia de búsqueda que nos permita sintetizar el flujo informativo y extraer los núcleos de interés relevante. Por otro lado las nuevas tecnologías ligadas a la globalización informática a través de Internet, han creado una nueva escena en el proceso de actualización Oftalmológica.

El libro representa la fuente de información más clásica a través de toda la historia de la Medicina; alberga un saber médico consolidado resultando accesible para la consulta o el estudio global de cualquier tema permitiendo mediante los tratados monográficos ahondar en la especialización de cada parcela científica. Sin embargo, la materia científica del libro se transforma muy pronto en un conocimiento desfasado frente al caudal de novedades que surgen cada día. Es frecuente observar que un libro de reciente publicación presente un soporte bibliográfico cuyas citas de mayor actualidad se sitúen en 1 ó 2 años anteriores a la publicación del libro. Su base de actualización queda por tanto lejos de las últimas innovaciones comunicadas por otras fuentes de información médica en los últimos meses. A pesar de estos hechos el libro continuará siendo elemento indispensable en la adquisición de conocimientos al ofrecer una escena de aprendizaje con enfoque general de cada tema superando en este aspecto a las publicaciones de referencia puntual y ofreciendo un saber asentado y probado.

La revista constituye un medio excelente para la transmisión de novedades médicas de forma rápida y ritmo de publicación variable si bien en su mayoría son de periodicidad mensual. El prestigio de la revista se configura a través del nivel de calidad de sus artículos y éste a su vez está supeditado en el rigor del Comité de Selección de la propia revista. Durante décadas el valor de referencia de cada revista ha estado basado en la percepción del nivel de calidad, metodología y actualización de los lectores profesionales del tema; se trataba por tanto de un juicio con matices subjetivos y escasamente homogeneizados adquiriendo cada publicación un prestigio no cuantificable, sujeto a controversia variable por épocas a lo largo de la historia de cada revista. Actualmente el valor de referencia viene determinado en parte por «el factor impacto». El factor impacto no está relacionado con el autor de cada artículo ni con el contenido científico del mismo sino con «índice bibliométrico» que resulta de realizar una operación: dividir el número de citaciones bibliográficas encontradas durante un año en las revistas de referencia marcadas, sobre los artículos publicados en los dos años anteriores por el numero de artículos publicados en esa revista en estudio en ese año. Este método de evaluación no es admitido con unanimidad en el mundo científico al señalar una cuantificación muy variable según las revistas elegidas como puntos de referencia bibliográfica. Actualmente crece el número de publicaciones con formato y periodicidad de revista que ofrecen actualizaciones en función de la Medicina Basada en la Evidencia; el procedimiento recoge artículos de probada metodología para estudiar sus resultados y proyección a la práctica médica con estudio comparativo de la efectividad y eficiencia en relación a otras publicaciones y con del grado de beneficio sobre el paciente.

La revista en Oftalmología supone una fuente de excelencia para mantener una actualización científica hoy aún enriquecida por la creciente aparición de las publicaciones electrónicas que acortan los tiempos de edición y distribución.

Las Bases de Datos Bibliográficas informatizadas suponen una fuente de actualización médica difícilmente superable en cuanto a la inmediatez de la información. Solo Medline posee una cifra superior a 10.000.000 de citas indexadas ofreciendo a su vez conexión con otras muchas fuentes. Es necesario señalar las ventajas e inconvenientes de Internet en la transmisión del conocimiento médico. Cierto es que Internet permite acceder a un ingente campo de publicaciones con inmediatez y bajo costo. Sin embargo el caudal trasmitido presenta un precario nivel de filtros de selección de forma que la oferta aúna artículos de excelente metodología, actualidad y rigor científico, con otros de escaso nivel de calidad, imprecisos o no contrastados debidamente. Es en definitiva la percepción personal del lector quien define el nivel del artículo. Capítulo aparte merecen los artículos o notas de divulgación médicas dirigidos a pacientes que con frecuencia imponen un simplismo conceptual o técnico distorsionante de la objetividad científica llevando a confusiones constantes en el receptor no profesional de la medicina.

Los Congresos, cursos, simposium, representan un formato de máxima eficacia en actualización médica; sirven de altavoz a una primicia relativa a innovaciones o resultados; a su vez permite un intercambio público de opiniones en un foro de profesionales con discusiones a veces más enriquecedoras que cualquier otra forma de comunicación científica.

Sin embargo, las presentaciones a Congresos no están sometidas a filtros de selección que juzguen su metodología o resultados. La valoración final de los datos expuestos por una comunicación verbal solo pueden ser enjuiciados por los profesionales receptores del contenido científico en base a la aceptación tácita de su credibilidad. Entran en juego dos conceptos: Veracidad y verosimilitud. La veracidad es valor añadido que se supone a cada ponente. La verosimilitud admite grados que se pueden modular a través de las discusiones contrastando los métodos, resultados y conclusiones del trabajo presentado con las experiencias personales y los conocimientos del saber médico establecido y probado mediante hipótesis deductivas o inductivas. Es lógico que el ponente no exponga criterios susceptibles de rebatir fácilmente por las argumentaciones sólidas de otros profesionales o los datos de trabajos con base a la medicina basada en la evidencia. Todos sabemos de la existencia de sesgos que generan dudas en la credibilidad de las presentaciones a través de la inserción en el contenido de las comunicaciones de los conflictos de intereses. El conflicto de interés surge cuando el juicio técnico del profesional sufre la influencia de agentes ajenos al criterio científico como los económicos o por la desviación no mesurada del deseo de protagonismo.

En relación al factor de influencia de carácter económico hemos de recordar que «no es ilícito tener conflictos de intereses pero sí lo es no declararlos» (E.W Quispe). Aun con las declaraciones formuladas bajo un diseño legal exquisito, es fácil en este apartado traspasar la línea que separa el manejo ético de los conflictos de intereses con el manejo de dudosa ética; ésta es una realidad patente que flota en el ambiente congresual en más de una ocasión. No olvidemos que los intereses generados por una comunicación científica relevante pueden entrar en competencia con otros estamentos del mundo científico vecino incluso pueden estar confrontados formalmente.

Es necesario que el profesional de la Medicina no sea víctima de estrategias promocionales de la industria farmacéutica o instrumental siendo utilizado en Congresos y reuniones, con reiteradas comunicaciones sobre el mismo producto, con fines exclusivos de elevar el impacto de difusión.

Resulta necesario una regulación de estos procesos ante un futuro cada día más amenazado. Las Sociedades Científicas deben de promover la creación de un registro de declaración voluntaria de intereses contribuyendo a la transparencia de la relación médico-industria de sanidad. Las Facultades de Medicina deben igualmente introducir en la enseñanza de sus alumnos los valores éticos de este tema como de obligado cumplimiento en el ejercicio futuro de su profesión.

Prof. Dr. José Luis Encinas
Prof. Titular de Oftalmología U.A.M.