LA VENTANA DEL RESIDENTE


Mamá, me caso...

HURTADO J1

1 Residente del Hospital Ramón y Cajal. Madrid.


Queridos lectores,

El otro día leí en una revista de esas que se deja la gente en el metro, que la mejor edad para casarse eran los 27 años para el varón y 26 para la mujer. ¡Y me entró un agobio…! Tengo 28 y todavía nada de nada. ¡Pero si con 27 eres un crío! Entonces miré a mi alrededor y lo vi claro: acabas la carrera de Medicina con 24 a curso por año, te presentas al MIR y, tras 4 años más, acabas la especialidad con… ¡28! Aquí hay algo que no funciona: o te casas en la carrera cuando no tienes dinero o lo haces en la residencia… no hay otra. Deduje que, para estar en la media, había que casarse en el período MIR. Entonces fue cuando entendí por qué mi novia, que acabó empresariales hace 3 años, llevaba varios meses aderezando las conversaciones con palabras como compromiso, suegra, bodas de amigos, madre, independencia, niños, mamá, embarazo…

Nuestras conversaciones eran algo así como:

–Cariño, ¿qué tal tu día? –le pregunto.

Independientemente del tiempo, muy bien porque fui al centro comercial con Estefanía, mi amiga que se casa el mes que viene, su madre y su suegra. Visitamos tiendas de novia, premamá… había muchos niños

–¿Y lo pasaste bien?

–Fue un poco embarazoso pero estuvo muy bien.

Cuando ella estaba haciendo la cena el otro día va y me dice desde la cocina:

–Pues como no te des prisa en hacer lo que tienes que hacer se me pasa el arroz.

Y puse la mesa lo más rápido que pude… porque a mí me encanta el arroz… lo que no me gusta es que me lo tiren por encima cuando voy vestido de traje. Para mí el arroz no, el arroz, pa’ella.

Cansada de que no entendiera sus indirectas, me dice:

–Javier, quiero casarme.

–Y yo contesté –¡Qué bien…! ¿Y con quién?

En fin, que se enfadó… uno no sabe cómo acertar.

Y es que el tema, culinariamente hablando, tiene mucha más miga de lo que parece porque luego hay compañeros que ya se han casado y algunos no están muy contentos. Son los que «tienen el anillo y sólo intentan destruirlo». Yo los llamo «Frodos» (1). Mi amigo Alfredo es R3 de Neuro y se casó hace 5 meses. Ahora es AlFrodo. Dice que la última decisión que tomó en su vida fue la de casarse… ahora las toman todas por él. Pobrecillo, casarse sí que fue un punto de «irreflexión» en su vida…

A otros les ocurre que están deseando casarse durante la residencia pero no encuentran ni la persona ni el momento. «Ansían el anillo pero no lo consiguen». Éstos son los «Gollum» (1). Mi amiga Imma veía que todas sus amigas se casaban pero ella no tenía ni novio. Se preocupó tanto que ibas a su casa y la veías como catatónica: con la mirada perdida, no hablaba, no reía... Creo que hizo Anestesia.

Está también el grupo de los que no quieren ni oír hablar de casarse. Al escuchar la palabra les sale una especie de sarpullido tóxico habono-costroso por todo el cuerpo. A ellos, si les piden matrimonio, la expresión que sale de sus bocas les viene «como anillo al dedo»: ¡que si quieres arroz, Catalina!

Y por último se encuentran los residentes que se han casado y están contentísimos. Son la mayoría, todo hay que decirlo. Se les nota porque van por los pasillos como radiantes, no te miran con cara de posesos, están serenos, plácidos, templados… De los cuatro grupos, creo que son los más felices…

Ya en serio, está claro que la residencia es un período de estabilidad muy bueno para casarse, casi mejor que el período de incertidumbre posterior en el que abundan los contratos de meses y esas cosas. No es que haga falta tenerlo todo perfectamente atado antes de iniciar una vida con otra persona pero sí entiendo que a mucha gente le agobie.

También agobia el hecho de que muchos estén preparados para el matrimonio en la residencia… pero no para tener suegra. Un dicho anónimo sentencia que «una suegra es la persona que destruye la paz mental de su yerno entregándole una parte de sí misma». Y hay que entender que mucha gente no quiere que destruyan su paz mental. ¡Con lo que cuesta conseguirla!

Me dirán que qué obsesión me ha entrado con eso del casamiento, ¿para qué casarse si se puede estar «arrejuntado»? Está bien, pero si después de 25 años casado uno corre el riesgo de acabar como Pepa y Avelino (ver Escenas de matrimonios), no quiero ni imaginarme cómo puede acabar uno después de 25 años «arrejuntado»… hay exclusivas en los programas del corazón con mucho menos argumento.

En fin, que no sé si el período MIR será el mejor momento o no para casarse, dependerá de cada pareja y de cada circunstancia, pero sí creo que un paso tan importante debe pensarse mucho, que hay muchas dificultades pero también muchas alegrías porque la recompensa es grande… lo corroboran todos los residentes casados que me animan cada día a dar el paso. No sé si lo hacen por mi bien y el de mi pareja o por la juerga de ese día… eso sí, prometo que en el banquete habrá arroz… Arroz de la marca «Brillante», claro… del que no se pasa.

  

NOTA

1. El Señor de los Anillos. JRR Tolkien.