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¿Tenemos en España las herramientas adecuadas para la evaluación de la calidad visual subjetiva del paciente de cirugía refractiva que los tiempos actuales requieren?

MARTÍNEZ-ALMEIDA CASTAÑEDA L1, MALDONADO MJ2

IOBA, Universidad de Valladolid.
1 DOO, Máster en Ciencias de la Visión.
2
Doctor en Medicina.


El Espacio Europeo de Investigación, y más específicamente el Séptimo Programa Marco, destinaba la mayor parte de su partida presupuestaria a la financiación de aquellos proyectos de investigación cuyo objetivo era mejorar la calidad de vida del ciudadano europeo medio. Por este motivo, resulta obvia la importancia de crear y disponer de herramientas que nos permitan medir, de un modo fiable, la calidad visual y la calidad de vida de los muchos pacientes intervenidos de cirugía refractiva mediante distintas técnicas y tecnologías, que actualmente son utilizadas en la práctica clínica diaria en todo el mundo.

McAlinden et al. (Universidad de Ulster, Coleraine, Irlanda del Norte, Reino Unido), en un reciente número de la revista Journal Cataract Refractive Surgery, publicaron un interesante artículo sobre un estudio que evalúaba la calidad de visión subjetiva de los pacientes tras una intervención de cirugía refractiva bilateral con láser excimer, mediante la técnica de superficie avanzada, queratectomía subepitelial asistida con láser (LASEK, o Laser-Assisted Sub-Epithelial Keratectomy), para la corrección de la miopía y la hipermetropía (1).

Se trataba de un estudio prospectivo en el que se reclutaron 100 pacientes sin patologías oculares, que habían decidido someterse a una intervención de cirugía refractiva corneal con láser excimer, mediante la técnica LASEK para la corrección de su error refractivo (miopía, hipermetropía y/o astigmatismo). Los participantes debieron completar un cuestionario en el que debían valorar su calidad visual, preoperatoriamente y en otras 4 visitas postoperatorias: a los 5 días, 2 semanas, 1 y 3 meses de la cirugía.

Para ello, recurrieron al cuestionario específico de calidad de visión (Quality of Vision questionnaire, QoV), previamente desarrollado y validado mediante análisis Rasch, sobre una muestra de 900 sujetos, separados en distintos grupos en función del tipo de compensación óptica utilizada (portadores de lentes de contacto, lentes oftálmicas montadas en gafa y pacientes intervenidos de cirugía refractiva) (2).

Dicho cuestionario constaba de 30 puntos o «ítems» y fue diseñado para evaluar la autopercepción de los sujetos sobre su calidad de visión, haciendo referencia a 10 síntomas visuales, teniendo cada uno que ser valorado en 3 escalas: frecuencia, severidad y molestia. Ente los síntomas se encontraban los efectos del deslumbramiento, alteraciones visuales nocturnas como halos y destellos alrededor de las luces, borrosidad, distorsión, visión doble o múltiple, fluctuación de la visión y dificultades para la percepción de distancias. Cada síntoma debía ser valorado numéricamente de 0 a 3, en cada una de las 3 escalas, siendo 0 la ausencia total del síntoma y 3 la máxima percepción del mismo. De este modo, las mayores puntuaciones representaban mayor sintomatología, es decir, peor calidad visual.

Los resultados del estudio de McAlinden et al (1), no mostraron diferencias estadísticamente significativas entre los 2 grupos (miopes vs. hipermétropes) en ninguno de los intervalos en los que se pasó el cuestionario. Sin embargo, sí difirieron significativamente las puntuaciones obtenidas en las 3 escalas de graduación de la sintomatología (frecuencia, severidad y molestia), en los 5 intervalos. También se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las comparaciones pre-post en las 3 escalas de todos los intervalos, a excepción de la comparación entre la puntuación basal y la postoperatoria mensual.

La puntuación aumentó en las 3 escalas en los primeros 5 días postoperatorios, aunque fue progresivamente disminuyendo, obteniéndose a las 2 semanas, aproximadamente la mitad de la conseguida en el intervalo anterior (5 días post-cirugía), alcanzado el nivel basal al mes, y mejorando hasta descender incluso por debajo del umbral preoperatorio a los 3 meses postquirúrgicos.

Las medias de las puntuaciones de las escalas de frecuencia, severidad y molestia de los síntomas, fueron similares al mes y a los 3 meses respecto a las obtenidas antes de la cirugía. Sin embargo, a los 5 días y a las 2 semanas, se observó una mayor puntuación en la escala de frecuencia, seguida de la severidad y la molestia de los síntomas.

En resumen, en las 2 primeras visitas postoperatorias, los pacientes percibieron una disminución de su calidad de visión, pero progresivamente fueron percibiendo su recuperación hasta alcanzar el nivel basal al mes, y resultando finalmente superior a los 3 meses de la intervención, con respecto a la que indicaron preoperatoriamente.

En este estudio no se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos a los 3 meses postoperatorios. No obstante, cabe destacar que más de los 2/3 de los pacientes eran miopes, por lo que hubiera sido conveniente conseguir una muestra más homogénea y además haber valorado la calidad visual subjetiva de los pacientes tras un periodo postoperatorio de al menos 6 meses, que es el seguimiento postquirúrgico mínimo habitual en cirugía refractiva.

Por otro lado, este estudio demostró que este cuestionario puede ser una herramienta muy útil para la medida de la calidad visual subjetiva de los pacientes intervenidos de cirugía refractiva, en los distintos intervalos del seguimiento postquirúrgico.

Además de éste, existen otros cuestionarios específicos que se centran en la valoración subjetiva de la visión como es el «Refractive status and vision profile» (3), validado y aplicado para evaluar la satisfacción de los pacientes tras cirugía refractiva (4-6). Sin embargo, de este cuestionario aún no existe una traducción validada en español, lo cual supone un obstáculo desde el punto de vista metodológico para ser aplicado en España y en países de habla hispana.

Otros cuestionarios de calidad de vida, como el NEI-VFQ-25 o el VF-14, son frecuentemente utilizados para evaluar la calidad visual y de vida de los sujetos, ya que están validados y traducidos de forma oficial al español. Sin embargo, presentan la limitación de no ser específicos sobre calidad visual tras cirugía refractiva.

Un estudio publicado en 2012 sobre la relación entre las dificultades en la conducción y los test visuales, usó el cuestionario NEI-VFQ-25 al que añadió un anexo con una serie de preguntas más específicas para valorar el grado de dificultad con el que se encontraban los pacientes durante la conducción en distintas condiciones meteorológicas y de visibilidad (7).

El mayor dilema con el que se encuentran los investigadores a la hora de diseñar la metodología de un proyecto de investigación en el que consideran incluir algún cuestionario, es la elección del más adecuado, ya que no existe un consenso internacional que establezca cuál es el más idóneo para cada estudio. Hacer uso de cuestionarios validados en el idioma del desarrollo de la investigación, le otorga calidad al mismo desde el punto de vista metodológico. Sin embargo, frecuentemente los más específicos no están validados, y los que lo están, no son tan específicos.

Finalmente, hay que destacar que no pueden hacerse comparaciones entre los resultados de dos estudios que han utilizado distintos cuestionarios diseñados para valorar un mismo parámetro, por lo que sería de gran utilidad para la comunidad científica establecer el «gold» estándar de los cuestionarios sobre calidad visual tras cirugía refractiva y otro tipo de cirugías comunes en oftalmología, para posteriormente poder abordar su traducción de un modo oficialmente validado y que pueda ser utilizado sin perjuicio metodológico en España. Para ello, se deben atender cuestiones relativas no solo a aspectos meramente lingüísticos sino que, en algunas ocasiones, también a los culturales y costumbristas.


BIBLIOGRAFÍA


  1. McAlinden C, Skiadaresi E, Pesudovs K, Moore JE. Quality of vision after myopic and hyperopic laser-assisted subepithelial keratectomy. J Cataract Refract Surg. 2011; 37(6): 1097-1100.
  2. McAlinden C, Pesudovs K, Moore JE. The development of an instrument to measure quality of vision: the Quality of Vision (QoV) questionnaire. Invest Ophthalmol Vis Sci. 2010; 51(11): 5537-5545.
  3. Vitale S, Schein OD, Meinert CL, Steinberg EP. The refractive status and vision profile: a questionnaire to measure vision-related quality of life in persons with refractive error. Ophthalmology. 2000; 107(8): 1529-1539.
  4. Pesudovs K, Garamendi E, Elliott DB. The Quality of Life Impact of Refractive Correction (QIRC) Questionnaire: development and validation. Optom Vis Sci. 2004; 81(10): 769-777.
  5. Gothwal VK, Wright TA, Elliott DB, Pesudovs K. The refractive status and vision profile: Rasch analysis of subscale validity. J Refract Surg. 2010; 26(11): 912-915.
  6. Schein OD, Vitale S, Cassard SD, Steinberg EP. Patient outcomes of refractive surgery. The refractive status and vision profile. J Cataract Refract Surg. 2001; 27(5): 665-673.
  7. van Rijn LJ, Wilhelm H, Emesz M, Kaper R, Heine S, Nitsch S, Grabner G, Völker-Dieben HJ. Relation between perceived driving disability and scores of vision screening tests. Br J Ophthalmol. 2002; 86(11): 1262-1264.