LA VENTANA DEL RESIDENTE


R4 ¿a la carrera o al borde de un ataque de nervios?

RIVERO V1, JIMENO L2

1 Residente de Oftalmología de HHGM. Madrid.
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Residente de Oftalmología del HGM. Madrid.


Llegado mayo, se palpa se siente, la ansiedad, la incertidumbre, la tristeza de saber que una etapa de nuestra vida toca su fin.

La residencia es un periodo formativo importante en la vida de un médico, no sólo a nivel profesional sino personal. Compañeros, mejor dicho amigos, con los que hemos compartido anécdotas en las guardias, risas en días felices, tristezas en los difíciles retos; enseñanzas, conocimientos de aquellos que estuvieron dispuestos a compartir un poquito de su sabiduría, son algunas de tantas cosas que nos llevamos como parte de nuestro recuerdo.

¿Quién no revive los nervios, la emoción, la abnegación y la esperanza del primer día de residencia? Pues así de nítido quedará el último día en nuestros pensamientos.


Representación gráfica de médico en busca de trabajo.

A toda esta nostalgia hay que añadirle la dificultad del momento. El miedo a pensar si sabremos desempeñar correctamente nuestro trabajo, la responsabilidad creciente en el quirófano, además de la complicada situación económica que afecta al empleo.

La vida laboral del médico siempre ha estado guiada por un camino trazado desde la carrera hasta el MIR y de ahí a la residencia. Por ello, con casi 30 años, al finalizar la especialidad te ves desamparado, perdido. Así que para intentar mantener la compostura y no perder la calma establezcamos unas nociones básicas para mantener a raya nuestros nervios.

Lo primero realizar un buen curriculum con nuestros datos personales, nuestro teléfono y correo, nuestra carrera profesional, destacando nuestros conocimientos médicos y quirúrgicos aprendidos, así como los cursos y congresos asistidos o aquellos en los que hemos participado de ponentes. Sin olvidar las publicaciones o participación en trabajos de investigación, libros,…idiomas hablados.

Lo segundo será definir, con cierta flexibilidad, el área donde queremos mandar o entregar los curriculum. Largas horas de coche, o en el peor de los casos de transporte público nos esperan hasta conseguirlo…pero ¡¡no desesperarse!! La perseverancia y la paciencia serán nuestros aliados.

Lo tercero, y no por ello menos importante, ¡¡SUERTE!!

Son momentos complicados, duros y difíciles, pero no hay que perder la esperanza, seguir buscando, luchando, esperando… ¿Llegará el trabajo anhelado? Eso creo, eso espero.

Dedicado a todos aquellos que en tiempos difíciles buscan ese trabajo por el que han estudiado y sacrificado un poquito de su vida para llegar a ser médicos.